, . |
|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Heywood Gould, antes de ser escritor trabajó como camarero en un bar de donde extrajo la experiencia necesaria para escribir esta novela que tituló Cocktail, que después convirtió en un guion cinematográfico y posteriormente en la película que comentamos.
Cuenta en ella la historia de Brian Flanagan, un ambicioso muchacho recién llegado a Nueva York, que trata de colocarse como corredor de bolsa con la esperanza de triunfar en los negocios y ganar dinero rápido.
Como no tiene el título universitario comienza a estudiar mientras trabaja en un bar por las noches, un mundo muy distinto, para pagarse la carrera, donde conoce a Douglas Coughlin el que será su maestro en eso de servir bebidas, en cómo tratar a las mujeres o los negocios, un hombre experimentado que le enseña y le da buenos consejos de cómo llegar a lo más alto.
Logra ser un buen barman y ambos forman todo un auténtico show en eso de servir bebidas tras la barra de un bar al ritmo de la música, convirtiendo el local en el más famoso de la ciudad.
Ello unido a su juventud hace que las chicas se rindan a sus encantos, ante su poder seductor, a las que conquista haciendo juegos malabares con las botellas de licor y la coctelera.
El film toma tras este comienzo unos tintes más dramáticos y reposados con los amores del protagonista con una chica que le rechaza tras hacer la apuesta de conquistar a una mujer mayor.
Es un interesante estudio de las relaciones humanas, tanto románticas como fraternales a través del amor y de la amistad.
Este es el comienzo de este relato que parece hecho a la medida del joven actor Tom Cruise, un chico de 25 años que, al igual que el protagonista, trata de llegar a lo más elevado de la interpretación, que ya a esta temprana edad firma contratos millonarios, puesto que su sola presencia llena los locales de quinceañeras que se beben lo vientos por su imagen.
Él sabe, y así lo confiesa, que quiere llegar a lo más alto como actor, pero aún le falta mucho.
No cabe la menor duda que su carrera está siendo meteórica y que su encuentro con Paul Newman en El color del dinero (1986) fue crucial para ello, y tras alcanzar el éxito en Top Gun (Ídolos del aire) (1986), donde atrajo a los públicos juveniles, que son los que acuden al cine, ahora saborea de nuevo las mieles del triunfo en 'Cocktail' (1988), pero aquí no tiene a Martin Scorsese para dirigirlo, y se repite con su eterna sonrisa apoyándose únicamente en su físico.
La cinta es él en un elevado tanto por ciento, y eso cansa.
Estar todo el tiempo en pantalla es difícil de sostener.
Precisamente cuando el tema se remansa, en su tercio final, y entra en la parte más dramática se le ofrecen más posibilidades como actor, ya que lo anterior es un mundo fácil del que nos muestra tan sólo lo superficial de forma dinámica, envuelto en una serie de canciones actuales.
A su lado está el veterano actor australiano, que parece estar de moda, Bryan Brown, en quien se apoya en ocasiones y junto a ellos la joven y encantadora actriz Elizabeth Shue.
Por su parte Roger Donaldson, director también australiano, aborda con oficio en la dirección de esta comercial película que no cabe duda que gusta a las chicas incondicionales del actor.
Es el típico film que se hace pensando en las posibilidades comerciales olvidando el aspecto artístico.
Nominado al Globo de oro la canción Kokomo que ganó los premios ASCAP y BMI.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE