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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine, que muchas veces basa sus argumentos en obras literarias, se ha fijado, una vez más, en las novelas del escritor Charles Dickens para ser llevadas a la gran pantalla.
Unas veces lo ha hecho de forma dramática, trasladándolas literalmente y de la forma más fiel, otras a la manera de un musical y en ocasiones simplemente inspirándose en ella y adaptándolas a la época actual.
En este tercer caso podríamos incluir esta versión de Scrooged, o lo que es lo mismo en su título español, 'Los fantasmas atacan al jefe' (1988), que por cierto ya conoció anteriormente otras versiones cinematográficas.
Aquí el protagonista es Frank Cross, un joven presidente de una cadena de televisión norteamericana, totalmente falto de sentimientos, que maltrata a sus empleado a los que atemoriza con sus constantes amenazas de despido.
Es un ejecutivo tacaño, desagradable, ingrato y con un cruel sentido del humor.
Llegada la época navideña, fecha tan familiar y entrañable para todos menos para él, que no le da la más mínima importancia, ni la tiene en cuenta a la hora de hacerlos trabajar a todos en directo en esos días.
Él en su soledad, una Nochebuena recibe la visita inesperada de un antiguo jefe, ya fallecido, que le envía a tres fantasmas que le irán haciendo ver lo que fue su pasado, su presente y lo que será finalmente su futuro, para ver si le hace recapacitar acerca de su mala conducta para con los demás.
Como puede apreciarse, en esta ocasión la historia se ambienta en una ciudad norteamericana en la actualidad y las líneas maestras del cuento de Charles Dickens han sido sensiblemente modificadas, sirviendo éstas para, una vez más, poner de relieve el dominio que el cine de Hollywood tiene del maquillaje, los efectos especiales y otros adelantos técnicos, pero a través de un guion que en poco mejora al original literario.
Richard Donner, director del que conocemos otras obras suyas muchos más logradas e inspiradas que ésta, como por ejemplo el primer Superman (1978) se limita a poner en imágenes lo que el guion pone en sus manos, pero sin mucha inteligencia y sin la más mínima agilidad.
El cuadro de actores cumple con su trabajo en el que se encuentran nombres como los de Bill Murray y Karen Allen en la cabecera del reparto, que se ven arropado por un breve cameo fantasmal del gran Robert Mitchum.
Destaca también la música compuesta por Danny Elfman.
Nominado al Oscar el maquillaje. Premio BMI a la banda sonora.
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