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CRITICA
Por: PACO CASADO
Steven Spielberg, como productor, sigue ofreciéndonos temas atractivos para un público juvenil, quizás satisfaciendo su propia añoranza de los años mozos de ver películas divertidas como pudiera ser ésta.
Juega en esta ocasión a elucubrar lo que pudo ser un primer encuentro en los años jóvenes de dos personajes famosos de la literatura de intriga y acción como Sherlock Holmes y su inseparable amigo el doctor Watson, de los que su autor, Sir Arthur Conan Doyle no nos cuenta nada en sus novelas, ya que al parecer su primer encuentro tuvo lugar ya siendo ambos adultos.
En este caso los dos jóvenes Sherlock Holmes y su compañero Watson se encuentran durante su estancia en un internado en la etapa del colegio, y ya desde su temprana edad entablan una buena amistad ya que muestran una gran habilidad deductiva y ambos tienen aficiones a descubrir misteriosas muertes de importantes hombres de negocios, como las que se van sucediendo a lo largo del presente relato, provocadas por una secta religiosa egipcia, disfrazándolas de posibles suicidios con enajenaciones mentales o ataques epilépticos.
Chris Columbus, su guionista, que también lo fue anteriormente de otras producciones de Steven Spielberg como Gremlins (1984) o Los Goonies (1985), y que según parece prepara la tercera parte de Indiana Jones, ha sabido extraer los caracteres de los personajes literarios y aplicarlos debidamente a su etapa juvenil, haciendo una imaginativa creación de las aventuras del famoso detective durante su juventud.
Por su parte Spielberg, como productor, le da su toque con los efectos especiales de la marca de George Lucas, en los que es la primera vez que se utilizan las técnicas digitales gracias al trabajo de Lucasfilm, que hacen las delicias de los pequeños espectadores, como es el caso que ocurre con la escena de la alucinación con la animación de los pastelillos que atacan al joven Watson.
Tiene también una perfecta reconstrucción de la época victoriana en la que se ambienta la acción o las reminiscencias de Indiana Jones en las aventuras que constituyen la segunda parte de la cinta en contraste con la primera que resulta más pausada.
Además la banda sonora compuesta por Bruce Broughton encaja muy bien en las escenas de acción, sobre todo.
Por su parte Barry Levinson, a quien conocemos sus films Diner (1982), su ópera prima, visto en el Festival de cine de Sevilla, y El mejor (1984), hace un muy correcto trabajo en la dirección, entrando así a formar parte de la nómina de directores que son producidos por Steven Spielberg.
Igualmente ocurre con los jóvenes actores que incorporan los primeros papeles, que dan muy bien el tipo de los personajes que les han caído en suerte.
Nominados al Oscar los efectos visuales y premio a la mejor música por la Academia de ciencia ficción, fantasía y horror.
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