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CRITICA
Por: PACO CASADO
Adam Sandler es uno de los cómicos más comerciales del actual cine norteamericano, salido del programa Saturday Night, como su compañero de guion Robert Smigel, que tan a baja altura están dejando la comedia de su país.
A ellos se le une el también guionista y productor Judd Apatow, el rey de la comedia comercial juvenil yanqui en estos momentos, que algunos dicen ha renovado con títulos como Supersalidos (2007), Lío embarazoso (2007), Virgen a los 40 (2005) (juzguen vdes.), para hacer esta disparatada comedia sobre el conflicto palestino-israelí tomado a broma.
Todos se ponen a las órdenes del director de comedias basuras Dennis Dugan, responsable de películas como Este chico es un demonio (1990), Los calientabanquillos (2006) o Seguridad nacional (2003), (otro que tal baila), que ha hecho ya cinco films con Adam Sandler.
Todos juntos han logrado una de las comedias más cutre y comercial del año, pero también una de las más zafia, grosera, escatológica y hortera, a base de un humor de brocha gorda, supuestamente cómica, con frases de doble sentido sobre el sexo.
Zohan Dvir es un soldado de élite israelí, un agente secreto al servicio del Mossad que, harto de su estresante oficio, decide emigrar a los Estados Unidos, tras un enfrentamiento con su más acérrimo rival, El Fantasma, simulando así su muerte para huir a Estados Unidos.
Lo que desea es ejercer su más anhelado sueño: convertirse en peluquero en Nueva York, pero no le será fácil ocultar su personalidad y evadirse de sus enemigos.
Aunque Zohan quiere dejar atrás su peligrosa vida, pronto se dará cuenta de que no es tan sencillo escapar de sus propias raíces.
Adam Sandler, siempre en pantalla, campa libremente por la misma haciendo de las suyas, con un John Turturro al que da pena ver en un papel como éste.
Un encanto es la actriz canadiense de origen marroquí Emmanuelle Chriqui.
El tándem formado por el actor Adam Sandler y el director Dennis Dougan han demostrado ya en varias ocasiones su efectividad en la comercialidad de sus productos lo que se ha reflejado en la taquilla.
Esta vez decidieron probar fortuna con un tema por el que el género cómico ha pasado casi siempre de puntillas como es el conflicto palestino-israelí.
La cinta tiene un endeble argumento en el que colgar un gags tras otro y siempre referidos al sexo y a lo políticamente incorrecto con lo que agradar a la audiencia juvenil, que ríe fácilmente con estas comedias idiotas, lo que explica su éxito en la taquilla, aunque no apta para los buenos aficionados al cine que tengan un mínimo de buen gusto.
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