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CRI
Por: PACO CASADO
Tras el bache de El sexo ataca (1979), Manolo Summers descubrió una vieja fórmula de los años 70 y 80 qu tuvo un gran éxito en la que con una cámara oculta, que se usó en Funny people (1976) de Jamie Uys y Kobus Kruger.
Aquí se aborda al ingenuo ciudadano de la calle mediante falsos sanitarios, curas, monjas o guardias municipales, y se les somete a divertidas bromas, en las que se pone de manifiesto la buena voluntad de colaboración de los transeúntes o turistas a los que se les pide se presten a estos insólitos o ridículos trabajos.
Como la fórmula dio estupendos resultados con la primera To er mundo e... güeno (1981), se originó una secuela y así surgió To er mundo e... ¡mejó! (1983) y ahora se nos ofrece la tercera entrega de esta serie con To er mundo e...¡demasiao! (1984), en la que no se hace más que repetir situaciones similares o parecidas a las de las dos producciones anteriores haciendo un refrito con los descartes con algunos buenos momentos.
Hay que convenir que algunas de estas bromas son realmente ocurrentes y hasta tienen bastante gracia en ocasiones, aunque no todas nos ofrecen esa comicidad tan esperada.
Otras, en cambio, ridiculizan la buena voluntad de las gentes, de los pacíficos ciudadanos a los que después se les pide perdón por haber sido víctimas del divertido juego a costa del prójimo y en beneficio propio de quienes hace la película y después ganarán dinero con ella cuando la exhiban.
Si la primera fue un tanto original en algunos aspectos, en cambio la segunda y esta tercera ya no nos descubren nada nuevo, puesto que son repeticiones, más de lo mismo, únicamente la ocurrencia de Manolo y su hermano Guillermo de tratar de superarse a sí mismos para encontrar nuevos trucos, ocurrentes y divertidas bromas para hacer picar a los ciudadanos que, ignorantemente, se prestan a este juego.
Un autobús lleno de presos, curas que piden limosnas o se pasean en columpios, empolladores de huevos de aves, vendedores falsos de helados y así podríamos seguir enumerando cada una de las jocosas situaciones que componen la mayoría de las escenas de esta película, con el único objetivo que, ese otro ciudadano ingenuo, espectador en este caso, se divierta con las bromas de que son objetos los que se ven reflejados en la pantalla, en esta película desconcertante, con mucho humor, con una sátira de los hábitos y costumbres de las personas y de la sociedad española en general, entre otras muchas cosas más, que de esta forma se cierra la trilogía de To er mundo e... o también conocida como Esa España divertida que lo único que pretende como objetivo, es hacer pasar un buen rato entretenido a los espectadores que asistan a sus proyecciones y lo pasen divertidos.
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