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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta película tiene ante todo un llamativo título que después no da apenas nada de sí, tan poco que casi ni se justifica cuando lo hace, breve y de forma verbal.
Casi podríamos decir que el título es más largo que su argumento.
Ray O'Brian, un forajido norteamericano, es acusado de haber matado a su esposa, pero se defiende investigando el asesinato y para ello debe encontrar al verdadero culpable entre varios sospechosos.
La historia se circunscribe a un problema de índole familiar por razones de orgullo, que bien podría desarrollarse en cualquier lugar y no sería necesario situarlo en el Oeste.
De hecho aunque no se haya pretendido así ha resultado, porque los parajes que se han usado nos recuerdan en más de una ocasión a los Jardines del Retiro madrileño o a La Casa de Campo de la capital de España con el añadido de algún que otro decorado de las sierras de Almería, donde se llevó a cabo buena parte del rodaje.
Junto a ello se recrea un poblado del Oeste y un bandido que domina a los habitantes del lugar, maltrata a la protagonista, casi sin razón, y motiva la traca final, que se queda en un simple petardito de juguete infantil.
Todo resulta estirado e inflado al máximo y apenas llevado a cabo con corrección por el director norteamericano Maury Dexter, estando los intérpretes a un nivel interpretativo bastante bajo, lo que provoca el desánimo en los espectadores y también alguna que otra sonrisa en determinadas situaciones.
En definitiva el resultado es un western de baja factura.
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