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CRITICA
Por: PACO CASADO
Una vez más hay que elogiar la valentía y la honradez del cine norteamericano al exponer casos, como el que se relata en esta producción, que son claramente fallos cometidos por la justicia de su país, aunque esta vez su realización se haya llevado a cabo en colaboración con la cinematografía británica.
En esta dura película, ajustada a la realidad, se cuenta la historia del ingeniero mauritano Mahamedou Ould Slahi quien en noviembre de 2001, tras ser detenido en Mauritania sin cargos por parte del gobierno de los Estados Unidos, fue encarcelado en la prisión de la base naval norteamericana en Guantánamo, durante una década sin que se llevara a cabo ningún juicio contra él.
Durante todo ese tiempo luchó sin perder la esperanza de que algún día podría obtener su libertad, a lo que le ayudó una abogada, Nancy Hollander, que se hizo cargo del caso, con la colaboración de su asociada Teri Duncan.
Durante años pusieron ambas todo su empeño en salvar a este hombre inocente, injustamente encerrado sin ningún motivo, ni prueba fehaciente que lo inculpara de ningún delito, únicamente por una simple sospecha de colaborar con Al Qaeda, la organización terrorista de Osama Bin Laden.
Juntas se enfrentaron a innumerables obstáculos que encontraron en su camino en una búsqueda desesperada por hallar la justicia para su defendido, poniendo a prueba su compromiso con la ley en todo momento.
La abogada le pide que escriba sobre su estancia en la cárcel, los interrogatorios a que ha sido sometido y las torturas, como la privación de comida y sueño, humillaciones sexuales, abusos físicos y psicológicos durante setenta días que llevaron a cabo con él, violando los derechos humanos, para que diga la supuesta verdad de su actuación terrorista y su posible relación con el atentado llevado a cabo el 11 S de 2001.
También lo amenazan con apresar a su madre y recluirla en Guantánamo para que fuera violada por los presos.
El fiscal militar Stuart Couch se niega a enjuiciarlo acusado con pruebas falsas y coaccionado bajo tortura, demostrando que el espíritu humano no puede ser encarcelado, siendo puesto en libertad por falta de pruebas.
El 22 de marzo de 2010 le liberaron de los supuestos cargos que se le imputaban, no obstante siguió en prisión ocho años más.
Finalmente lo dejaron en libertad el 17 de octubre de 2016.
Nunca lo acusaron de haber cometido ningún crimen.
En los créditos finales se pueden ver imágenes del personaje real en libertad.
Tras salir de la cárcel se casó con una abogada norteamericana con la que tiene un hijo.
Finalmente durante esos catorce años escribió un libro titulado Guantanamo Diary, publicado en 2015, con todos los escritos de sus días en prisión que ha sido traducido a varios idiomas del que Michael Bronner extrajo el argumento y con Rory Haines y Sohrab Moshirvani escribieron el guion de este interesante film.
El cineasta escocés Kevin Macdonald es un experto documentalista comprometido con la historia, la política y la verdad, que tiene más de una veintena de ellos en su filmografía en la que también se incluye media docena de largometrajes, siendo éste el sexto que realiza al que ha sabido darle el ritmo necesaria a las diversas entrevistas entre las abogadas y el acusado, interrumpidas por algunos flash backs para no cansar, ya que tiene pocas escenas de acción, con una realización sin errores.
El ceñimiento tan ajustado a los hechos reales hace que pierda emoción en su desarrrollo, pero sin renunciar a nada.
Hay que destacar el buen trabajo que lleva a cabo el trío protagonista encabezado por la premiada Jodie Foster en compañía de Shailene Woodley encarnando respectivamente a las abogadas Nancy Hollander y Tery Duncan y no menos interesante el del actor francés Tahar Rahim como Mohamedou Ould Slahi por el que fue nominado al Globo de oro.
Globo de oro a Jodie Foster. Premio AARP a Jodie Foster. Premio Heartland Film al mejor director. Cinco nominaciones al Bafta.
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