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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras pasar por los festivales españoles de San Sebastián y Sitges, llega a las carteleras 'Un efecto óptico' (2020), dirigida por Juan Cavestany.
Alfredo y Teresa viven en Burgos, son una pareja española que suelen discutir con frecuencia y deciden tomarse unas pequeñas vacaciones y hacer un viaje para relajarse y tratar de desconectar de la monotonía diaria, siendo la ciudad elegida Nueva York, con la intención de visitar todos los monumentos que vienen citados en la guía que se han comprado al efecto.
Cuando aterrizan notan como que no están en el lugar elegido o que no es la ciudad que la agencia de viajes les vendió, ya que hay momentos en que no saben en qué sitio han ido a parar o es que no han salido de Burgos.
La primera intención del director y guionista Juan Cavestany, ha sido distanciarse de todo lo que había hecho con anterioridad como Gente de mala calidad (2008), Gente en sitios (2013) o Madrid interior (2020), por ejemplo y a decir verdad lo ha conseguido ya que nada tiene que ver con lo realizado hasta ahora, y ha mejorado un poco en su realización, lo que no es mucho decir tratándose de este director.
El guion lo podríamos definir como una cinta sin fin en el que la historia que se cuenta durante los treinta primeros minutos se repite en sucesivas ocasiones, hasta un total de cinco, creemos recordar que contamos, cada vez de forma más corta y con ligeras variantes en cada una de ellas.
De alguna forma se juega con el espectador en varios sentidos ya que si cree ir a ver una película divertida no la encuentra y por otra parte puede salir con la sensación de que se le ha tomado el pelo y sin saber la resolución final, de si está en la realidad, en un sueño o en una película como se dice en algún momento de la narración.
Nos recuerda a el día de la marmota que se contaba en la película norteamericana Atrapado en el tiempo (1993) que dirigía Harold Ramis e interpretaban Bill Murray y Andie McDowell, en la que las situaciones se repetían una y otra vez en un bucle temporal a lo largo de todo el metraje, como ocurre aquí.
Como comedia no tiene gracia, a pesar de que tiene en su cabecera de cartel a dos actores que son habituales en este género como Carmen Machi y Pepón Nieto a los que no se les proporciona la materia necesaria para sacarle jugo cómico a las situaciones que viven a lo largo de esta historia.
Musicalmente la partitura de Nick Powell también se repite salvo en los metros finales con un diseño muy simple.
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