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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hace veinte años se estrenaba Spirit. El corcel indomable (2001), dirigida por Kelly Asbury y Lorna Cook, con guion de John Fusco, que tuvo una buena acogida, sobre todo entre los espectadores infantiles.
La crítica que hicimos en su día estaba encabezada por el titular "Un canto a la libertad" y comenzaba diciendo "El conseguir un gran éxito supone que es difícil mantener el nivel y posiblemente lo que venga detrás no será siempre igual".
Y en efecto así ha sucedido.
Mientras que allí se contaba la historia de un caballo al que no conseguía domar un coronel del ejército norteamericano y que era liberado por un joven indio llamado Little Creek, aquí podríamos decir que se repite la historia pero en versión femenina.
El relato comienza cuando la niña Lucky Prescott estropea la fiesta de su abuelo que iba a celebrar como inauguración de la campaña que acababa de iniciar para presentarse a gobernador.
Debido a ello es enviada a pasar el verano con su tía Cora con Jim Prescott, su padre, viudo de Milagro Navarro, su madre, que era una celebridad y excelente amazona en los rodeos, que al no poder criarla solo la mandó con su abuelo.
Durante su viaje en tren tiene ocasión de ver a un espléndido caballo al frente de su yeguada que corre paralelo, al que unos cowboys, ladrones de caballos, dan caza posteriormente y ella lo libera del corral, logrando hacerse amiga dándole a comer manzanas, algo que les recomiendan las dos amigas que hace en el pueblo, Abigail Stone y Prudence Granger, que les aconsejan que para ganarse su amistad siga la fórmula de las tres c: calma, confianza y comida, con las que correrá posteriormente una aventura increíble.
Decíamos que esta es la versión femenina, no sólo porque está protagonizada por niñas, sino porque al igual que aquella tiene a una mujer al frente de la dirección, la canadiense Elaine Boga, que hace con ella su ópera prima, en este caso acompañada por Ennio Torresan, mientras que en la anterior eran dos Kelly Asbury y Lorna Cook y se ha cambiado también de protagonista del chico indio a la niña Prescott.
La vida urbana de Lucky Prescott de 12 años cambia cuando se muda del hogar del abuelo en la ciudad a Miradero, un fronterizo pueblo del Oeste, donde vive su padre y se hace amiga de ese mustang salvaje al que termina por llamarlo Spirit, como el espíritu libre que lleva en su sangre.
Mientras que aquella era una película de dibujos animados producida por DreamWorks, en este caso ésta está hecha digitalmente por ordenador por la misma productora y parece como si los personajes no estuvieran tan bien diseñados a pesar del progreso de la técnica, sobre todo el caballo.
Por otra parte a pesar de que el guion respete en cierto modo los caracteres creados por John Fusco de la primera, con una trama bastante plana sólo animada con la peligrosa aventura que se inventa en la parte final, que es demasiado increíble para llevarla a cabo por tres atrevidas niñas con sus respectivos caballos.
En el fondo subyacen temas como la pérdida de la madre, la amistad entre las protagonistas, el amor a los animales y a la naturaleza, la relación con el padre y la tía, la convivencia de la cultura mexicana y norteamericana, el valor de la familia en esta sencilla historia, aunque con algunas escenas ciertamente espectaculares.
Tendríamos que decir la consabida frase de que nunca segundas partes fueron buenas y esta no es que no lo sea, pero personalmente nos ha resultado inferior a la original, con una animación floja, casi para salir del paso.
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