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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras pasar por la sección oficial del Festival de Sundance llega a las carteleras españolas coincidiendo con el veinte aniversario del tremendo atentado a las Torres gemelas que cambió a los Estados Unidos y el resto del mundo como una especie de homenaje a las víctimas, la película 'Worth' (2020) en la que se cuenta el curso que siguieron las más de siete mil familias de las víctimas de aquel horrendo suceso en aquel fatídico día del 11 de septiembre de 2001, lo que nos lleva a reflexionar pasado el tiempo.
Después de producirse en 2001 los atentados contra el World Trade Center y el Pentágono, donde hubo 2400 muertos, miles de heridos y afectados, el abogado Kenneth Feinberg se ofrece al Congreso voluntariamente para dirigir con su equipo, gratis, el Fondo de Compensación a las víctimas del 11 de septiembre, pero el problema es cómo poner en valor las vidas perdidas.
Entre tanto tiene que luchar contra la política y la burocracia para poder ayudarlas y contra Chales Wolf que tras detectar un error en el apartado tres del formulario para las víctimas, se erige en defensor de las mismas, siendo él también una de ellas al perder a Kathleen, su esposa.
Aunque cada uno defiende su parcela, en el fondo se dan cuenta de que comparten más cosas en común de las que en un principio creen tener.
La película nos revela el proceso que tuvieron que seguir las familias para lograr la debida indemnización, si se establecían categorías o todos cobrarían por igual, tanto si eran altos ejecutivos o pobres empleados de la limpieza.
Todos son seres humanos no unos simples números a la hora de considerar las indemnizaciones.
En el fondo se trataba de evitar las demandas contra las compañías aéreas, lo que podría colapsar la economía del país.
Una cinta humana, cruel, sensible que nos enseña el trabajo judicial de estos héroes norteamericanos en favor de las personas de su pueblo.
El film comienza con Ken Feinberg dando clases en la universidad y le plantea a los alumnos cuánto vale la vida humana.
Después se produce el trágico suceso y a lo largo de la trama vamos conociendo todo el proceso que se recorrió para establecer las indemnizaciones, estableciendo una fecha tope para presentar las solicitudes los familiares de los afectados que habían sufrido pérdidas incalculables.
Entre tanto vamos conociendo algunos casos particulares.
Feinberg habla con John Ashcroft, el Fiscal general del estado, él pertenece al partido de la oposición en ese momento y si fracasa no podrán culpar al partido en el poder y como consecuencia recibe una llamada del Presidente George W. Bush agradeciéndole el patriótico gesto.
Uno de los casos es el del bombero Donato cuyo hermano Frank aboga por la viuda, Karen y sus tres hijos. Después se descubre que también tenía una amante con dos hijos más.
La película es un homenaje a las víctimas de tan cruel atentado que cambió la vida de los Estados Unidos en la que se muestra la ingente labor llevada a cabo para compensar a los familiares de las víctimas y establecer el precio justo si eso es posible calibrar el valor de la vida de una persona sea de la edad que sea, de su condición o importancia, donde podemos ver algunos de los testimonios humanos que sucedieron.
No es un documental, sino una reconstrucción en cuyo guion tiene una ingente tarea para mostrar lo que fue aquello.
Si interesante es la labor sobria y contenida que hace Michael Keaton como actor y productor, no mucho menos es la de Stanley Tucci como Charles Wolf o de Amy Ryan como Camile Biros la socio y jefe de operaciones del bufete de abogados del primero.
Sara Colangelo, la directora de La profesora de parvulario (2018) hace una puesta en imágenes sobria y solvente para este su tercer largometraje con un tema que es difícil, sin caer en melodramatismos fáciles, adornada con una digna partitura musical de Nico Muhly.
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