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CRITICA
Por: PACO CASADO
Las series, que tanto se llevan en el cine en la actualidad, son un arma de doble filo.
Si se hacen es porque se ha descubierto un filón de un tema o un personaje que puede funcionar y que con casi toda seguridad volverá a dar dinero en la taquilla con nuevos episodios.
Las series han venido a sustituir a los géneros que estaban de moda hace unas décadas.
Cuando salió la del western a la italiana, todas las producciones eran de este género e igual ocurrió con la de los agentes secretos imitando a James Bond, o las comedias.
Hay una ventaja en los género al ser más variados, caso de la comedia con títulos con La loca Academia de policía, la aventura con Rambo, el terror con Viernes 13, el boxeo con Rocky, etc.
El otro filo es que a veces, cuando los personajes no tienen mucha entidad, inconsistencia o porque caen en manos que ya no son tan expertas como las que les dieron vida, la serie languidece, se hace repetitiva, y finalmente termina por no tener interés para el espectador y desaparece.
Hace unos años, un director casi desconocido que estaba en sus comienzos, llamado John Carpenter, hizo concebir esperanzas al ofrecernos una película de serie B que se tituló La noche de Halloween (1978), que descubría también a una actriz, Jamie Lee Curtis, en la que un loco asesino en serie, Michael Myers, provoca una enorme matanza, sin que pudiera explicarse nadie como pudo escapar de aquella tremenda explosión de un tanque de oxígeno.
Posteriormente otras historias se inventaron sobre ese personaje y continuaron el relato con nuevas andanzas del criminal, pero o no han llegado a nuestro país o se han exhibidos con otros título que despistaron al espectador de pertenecer a esa serie.
La cuestión es que ahora, el asesino vuelve al cabo de diez años al lugar de los crímenes para asesinar a los descendientes de aquellos que murieron.
El nuevo film, esta vez dirigido por Dwight H. Little, continua aquella historia buscando nuevos lugares y acogiéndose a los trucos típicos del género.
El guion de Alan B. McElroy tiene abundantes lagunas en el que se dan por sobrentendidas algunas actitudes y comportamientos de los protagonista que no están nada claros y por lo que decíamos anteriormente la cinta deja de interesar a los pocos minutos de dar comienzo.
La dirección de Dwight H. Little, de quien recordamos su película 'KGB, la guerra secreta' (1984), intenta sacar partido aunque sea ambientando el film con cierto aire de pesadilla, pero sin lograr ser original en ningún momento de la trama.
La única figura conocida del reparto es Donald Pleasence, uno de los más sólidos actores británicos, cuyo trabajo dista mucho de sus mejores interpretaciones, aunque no obstante destaca del resto de los jóvenes que le acompañan en el reparto.
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