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CRITICA
Por: PACO CASADO
No es muy frecuente la llegada de producciones australianas a nuestras pantallas, aunque hubo un tiempo que se pusieron de moda a raíz del estreno de Mad Max: Salvaje de autopista (1979).
La que nos llega esta semana, 'Años de sequía' (2021), de Robert Connolly, nos cuenta la historia de Aaron Falk, un policía agente federal que regresa de Melbourne a su hermético pueblo (ficticio) natal de Kiewarra, después de más de veinte años de ausencia, para enfrentarse a los demonios de su pasado cuando Luke Hadler, su amigo de la infancia, fallece en un horrible doble asesinato presentado como un suicidio, tras haber matado a su esposa y a su hijo.
Llega al pueblo para asistir al funeral de su amigo y todo el mundo lo mira con malos ojos, cuando el lugar es asolado por una prolongada sequía.
En principio sólo piensa quedarse un día pero tras hablar con Barb y Gerry, los padres del fallecido, decide no marcharse e investigar lo ocurrido para demostrar la inocencia de su amigo y la suya en el pasado.
No parece que sea bienvenido para la gente del pueblo ya que en su pasado hay también una muerte de la que se le culpaba a él por su relación con Ellie Deacon, una adolescente de 17 años, la víctima en aquella ocasión, con la que tenía una cierta relación.
El guion está basado en la novela escrita por Jane Harper, antes de ser publicada, y después la más vendida de 2016, cuya redacción ha corrido a cargo de Harry Cripps y el director Robert Connolly, a lo largo del cual van transcurriendo en paralelo la investigación que lleva a cabo Aaron sobre el presunto asesinato, que no suicidio de su amigo, y los recuerdos de la muerte ocurrida cuando él era joven, que motivó que se fuera del pueblo.
Tiene un arranque algo confuso en el que en poco tiempo nos presenta a una gran cantidad de personajes, lo que hace difícil poder identificarlos a todos y esto dificulta la comprensión por parte del espectador, aunque posteriormente ya se serena y se hace con las riendas de la narración, que no por ello deja de ser menos complicado, con los flash back de la historia del crimen del pasado.
El papel principal de Aaron Falk lo encarna un contenido Eric Bana, uno de los actores australianos más populares, en esta novela detectivesca de misterio, al que el personaje le viene como anillo al dedo, implicándose hasta el punto de ejercer también de coproductor.
Por su parte Genevieve O'Reilly es Gretchen, una madre soltera que estuvo enamorada de Falk, cuya vuelta revive aquel amor.
El director Robert Connolly le imprime a la narración el ritmo preciso a esta clase de películas del genero policiaco, contando a su favor el haber sido el adaptador de la novela al coescribir el guion, lo que hace que no dé opción al aburrimiento, aunque hay que estar muy atentos al desarrollo de la trama.
La agradable e inspirada música compuesta por Peter Raeburn acompaña bien a las imágenes sin subrayar en ningún momento el aspecto psicológico de los personajes y el suspense que se genera.
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