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CRITICA
Por: PACO CASADO
Realizada en 1965 tras El Evangelio según San Mateo (1964), 'Pajaritos y pajarracos' constituye una obra peculiar e importante dentro de la filmografía pasoliniana, que participa del carácter popular y la inquietud religiosa de sus películas anteriores y esboza al mismo tiempo, la preocupaciones intelectuales y filosóficas que, a excepción hecha de su trilogía de la vida, marcarían su obra posterior.
Su peculiaridad de 'Pajaritos y Pajarracos' (1966) proviene de la forma en que está planteada.
Se trata de una fábula interesante y a la vez llena de humor, en la que, de manera simbólica, Pasolini contrapone dos maneras de entender la vida.
El anciano Totó y Ninetto, padre e hijo, van a la deriva caminando por una carretera en Italia cuando de repente se encuentran en su trayecto con un cuervo que habla, que representa las creencias marxistas, con el que entablan una conversación y viven diversas peripecias.
Al final, el cuervo, que, como el propio Pasolini aclara en un rasgo humorístico representa al intelectual de izquierdas, acabará en el estómago de ambos.
Pronto son llevados 750 años atrás en el tiempo convertidos en monjes y enviados por San Francisco de Asís para convertir a los halcones y a los gorriones al cristianismo, en el episodio del santo Ciccillo, que constituye el núcleo principal de la presente historia.
Sin embargo, la estructura abierta de este film, a manera de sketchs, permite a Pasolini introducir temas muy diversos, como la muerte de Togliati o la feroz crítica del sistema capitalista, que devora siempre al más débil.
¿Qué ha querido decir Pasolini con 'Pajaritos y pajarracos' (1966)?.
Como intelectual de origen humilde, el director boloñés se debate en una lucha constante entre la mente y el corazón, entre su ateísmo por convicción y la inmensa fe de las gentes sencillas que ha conocido a lo largo de su vida.
En esta ocasión el sentimiento sale victorioso: el final, claramente vitalista, así lo demuestra, anticipando lo que sería su posterior trilogía de la vida.
Sin embargo, su evolución, que desemboca en la cruda 'Salo, o los 120 días de Sodoma' (1975), así como su trágica muerte, parecen señalar lo contrario.
Y es que 'Pajaritos y pajarracos' (1965) resulta a veces ideológicamente contradictoria, porque Pasolini se siente un poco como el pobre cuervo, un intelectual perdido, inútil en un mundo que cierra sus oídos a las ideologías y que acaba devorándole.
Esta cinta no podría concebirse sin la presencia de Totó.
Su absoluto dominio del gesto, su cómica pero entrañable presencia, llenan toda la película.
Junto a él, Ninetto Davoli, amigo incondicional de Pasolini desde estos momentos, compone su personaje con su habitual excentricidad.
Una buena fotografía del binomio compuesto por Mario Bernardo y Tonino Delli Colli, y una música inspiradísima, de raíces populares, de Ennio Morricone, completan esta fábula divertida y profunda a un tiempo, del malogrado realizador italiano.
Como originalidad los crédito iniciales que aparecen en pantalla son cantados a la vez con música de Ennio Morricone.
Globo de oro italiano para Totó. Nastro d'argento para el guion y para Totó. Premio Golden Globet para Alfredo Bini.
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