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RITICA
Por: PACO CASADO
Tras pasar por el Festival de cine europeo de Sevilla, entre otros certámenes, nos llega 'Memoria' (2021) dirigida por Apichatpong Weerasethakul a las salas comerciales españolas, aunque es más bien cine de arte y ensayo, donde estaría mejor encajada.
A Jessica, una botánica británica afincada en Colombia, despierta una mañana y oye un golpe de sonido que parece provenir de otro mundo y emprende una investigación en busca del posible origen de ese ruido que parece que únicamente oye ella y saber de donde proviene.
Tras ello se entrevista con su cuñado Juan Ospina que le recomienda que se ponga en contacto con Hernan Bedoya, un ingeniero de sonido que trabaja en un estudio de grabación, que le pone todos los que tiene en su librería.
Entre tanto visita a su hermana Karen, que está en el hospital al igual que hace otros contactos para comprar un refrigerador para conservar flores, visita unas excavaciones donde se han encontrado con huesos humanos de una antigua civilización, hace una consulta a una médica con respecto de su ruido y termina en contacto con un hombre que le muestra cómo duerme y que dice ser como un disco duro de lo que ocurre en la región, aunque no tiene contacto con la civilización, y ella es su antena.
En distintos momentos de la trama se vuelve a reproducir el extraño sonido en diferentes circunstancias de lo cotidiano.
Es un tipo de cine lento como hacía tiempo que no contemplábamos en el que se ve crecer la hierba, que se sale de la realidad del discurrir la vida de las personas en la que los actores a veces parecen estar en estado contemplativo, como si se hubiera parado el tiempo para ellos o se haya congelado la imagen.
Tiene una primera parte de la trama que es más real y dinámica, si se nos permite, mientras que la segunda mitad parece transitar por senderos extraños, lentos y de menor calidad e incluso más abstracto en la que la acción se ralentiza aún más.
El maestro tailandés abandona por primera vez su tierra natal para brindarnos una coproducción múltiple de estilo más depurado que la anterior Tío Boonmee recuerda sus vidas pasadas (2010), que fue la ganadora de la Palma de oro en el Festival de cine de Cannes cuyo jurado estaba presidido por Tim Burton.
De esta forma nos introduce en una experiencia única que otorga al sonido una capacidad trascendental como pocas veces se ha conseguido en una película, pero al que parece no importarle si lo que cuenta le interesa al espectador en la forma en la que se la ofrece.
Adolece de excesivo metraje, como viene siendo ya casi habitual, pero en este caso no tiene la menor justificación, ya que muchos planos, eternos en duración y exentos de contenido, se pueden suprimir perfectamente sin que para nada merme el presunto interés de esta historia, por llamarle de alguna forma.
No cabe duda que es un film difícil de ver, que no es para todos los públicos, por su manera de narrar y el posible interés de la historia, que tal vez sólo guste al cinéfilo seguidor de este director y de su forma de contar cinematogáficamente su cine tan experimental, en el que abusa del plano largo y estático a veces sin contenido.
La ganadora del Oscar Tilda Swinton por Michael Clayton (2007) está todo el tiempo en pantalla, pero más que hablar de una interpretación debido a su estática actitud, hablaríamos mejor de presencia física.
Premio del Jurado en el Festival de Cannes. Mejor cinta en el Festival de Chicago. Mención especial en Ghent. Mejor sonido de la Sociedad cinéfila. Premio OFCS al sonido. Premio Platino al sonido.
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