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CRITICA
Por: PACO CASADO
Gracias a Televisión española los aficionados al cine tienen la oportunidad de poder ver algunas muestras cinematográficas de otros tiempos como en este caso esta curiosa producción muda 'El Águila nergra' (1925).
Mientras inspecciona su regimiento personal, la zarina Catalina II la Grande centra su atención en un joven teniente, el apuesto Vladimir Doubrovsky.
Se enamora de él y exige su continua presencia a su lado.
Entre tanto, el padre de Vladimir, propietario de una enorme extensión de terreno es chantajeado y robado por el malvado Kyrlla Troekouroff, que se apodera de todos sus bienes y posesiones.
Vladimir abandona el palacio y promete tomar venganza de la gran afrenta hecha a su familia.
La zarina, despechada, le declara desertor y emite una orden de búsqueda y arresto contra él.
De esta forma el teniente se convierte en un justiciero enmascarado, conocido como el águila Negra, que busca vengarse del hombre que robó la tierra a su familia, pero termina enamorándose de su encantadora hija Mascha.
Se trata de la traslación, un tanto convencional, de la novela Dubrowski, 1892, de Alexander Pushkin, adaptada a las condiciones del actor Rodolfo Valentino, que es la máxima estrella del cine del momento, para su lucimiento personal, olvidándose un tanto de la fidelidad histórica.
Entre otras cosas su físico latino no era precisamente el más adecuado para encarnar a un personaje de raza eslava, así como el vestuario no corresponde a la época en que se desarrolla la historia.
El artesanal director Clarence Brown, dota a la película de lo que el público pedía de su ídolo, como así mismo de la belleza del sex symbol de Vilma Bánky que permanece a su lado.
También destacan la brillante actuación de Louise Dresser en el personaje de Catalina la Grande y James Marcus en el papel del malvado Kyrilla.
En las cintas mudas la falta de palabras hacía que las emociones se expresaran con los gestos y actitudes de los actores y así se hicieron famosos los grandes amantes de la pantalla como es el caso de Rodolfo Valentino.
En la remasterización posterior que se ha hecho se le ha añadido una partitura musical compuesta por Carl Davis.
Film de irregular calidad, aunque tuvo mucho éxito de público en el momento de su estreno.
Como curiosidad hay que añadir la figuración de Gary Cooper en el papel de uno de los cosacos.
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