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CRITICA
Por: PACO CASADO
Nos resulta un tanto extraña la alianza de esta coproducción tripartita entre Inglaterra Suecia y Japón, pero es que se trata
de la adaptación al idioma inglés del guion de la producción japonesa Ikiru (Vivir) (1952), escrita y dirigida por Akira Kurosawa.
En este caso la acción está ambientada en el Londres de la década de 1950.
En ella se cuenta la historia del Sr. Williams, un funcionario público, jefe del departamento burocrático de Obras Públicas del Gobierno británico, que tiene cuatro a cinco personas bajo su mando al que todos respetan y admiran.
Está acostumbrado a la rutina diaria de su trabajo, que le sume en una vida aburrida, en un Londres destrozado por la guerra que tratan de reconstruir, ayudando a un grupo de señoras a crear un parque infantil.
Cuatro de ellos coinciden en la estación del tren para acudir diariamente por la mañana al trabajo y esperan solemnemente la llegada del Sr. William en señal de respeto.
Uno de ellos, es nuevo, joven y no sabe las costumbres, el Sr. Peter Wakeling, pero aprende pronto y también hay una chica, la Sta. Margaret Harris que está a punto de marcharse, tras dieciséis meses con ellos, a otra empresa.
El Sr. William es viudo desde hace veinte años y vive con su hijo Michael y su esposa Fiona, que hacen planes sobre su posible herencia.
Un día se siente mal y va al médico que le diagnostica que tiene un cáncer y le da entre seis y nueve meses de vida.
A partir de ese momento toma conciencia de su existencia y tratará de divertirse un poco, a lo que le ayuda un hombre que encuentra en un bar que se brinda a ello, pero no se lo cuenta a su familia, tan sólo a la señorita Harris, la empleada que se fue de su empresa a la que encuentra en un bar y la invita a comer y posteriormente al cine.
Es una película interesante con una excelente reconstrucción de la época en que transcurre la historia, ese momento en el que todos los hombres usaban sombreros, algunos el típico bombín que portaban los ingleses y sobre todo la recreación de las costumbres, la educación y el respecto en la forma de hablar y comportarse.
El tiempo transcurría de manera distinta en aquellos momentos y el discurrir de la narración parece que se adapta a esa forma de vida y de costumbres que posiblemente lleve el mismo ritmo del film original como suele ser en el cine japonés.
El guion, que ha introducido breves cambios con respecto al japonés, está firmado por Kazuo Ishiguro, un autor nipón, afincado desde niño en Inglaterra, ganador del Premio Nobel, nos hace reflexionar sobre el sentido de nuestra vida y cómo asumimos que al final tenemos que morir y valorar el tiempo que se no ha dado de estar en este mundo.
La cinta tiene una especie de epílogo en el que se nos muestran las consecuencias del trabajo que llevó a cabo el protagonista y cómo se desvivió por hacer el bien a los demás y que todos lo admiraran y lo querían por su forma de ser.
Hay que destacar el estupendo trabajo que lleva a cabo Bill Nighy encarnando al Sr. Williams.
La dirección corre a cargo del cineasta sudafricano Oliver Hermanus que se adapta perfectamente al estilo habitual del cine británico.
Hay que decir que funciona independientemente igual si se ha visto el original como si no.
Premio del cine independiente británico al mejor diseño de producción. Premio Cámara de imagen. Premio de los críticos de Chicago, Dallas y Los Angeles y del Festival de Palm Springs al mejor actor Bill Nighy. Premio Hollywood Music a la Banda sonora. Premio NBR. Premio del público a la mejor narrativa en el Festival de Virginia.
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