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CRITICA
Por: PACO CASADO
El director español Ramón Comas pretendió en sus comienzos ser un autor serio que trataba temas más o menos importantes.
Pero después, por unas causas o por otras, nos lo encontramos realizando películas de Juanito Valderrama o esta grotesca triple coproducción 'Chinos y minifaldas' (1967).
Una banda criminal trafica con una peligrosa droga que puede anular la voluntad de las personas.
La historia es la de dos invencibles agentes secretos franceses, Paul y Bruno, que se enfrentan en París contra El Escorpión Rojo, una banda de chinos que manda un malvado científico que pretende dominar el mundo.
Lo único que saben es que tienen que apoderarse antes que sus enemigos de un misterioso frasco para controlar al Secretario de Defensa de Estados Unidos dándole una droga de alta tecnología que le impulsará a iniciar una nueva guerra mundial.
La coartada habitual es decir en estos casos, aparte de las necesidades económicas que son lógicas, que el dirigir esta clase de films proporciona soltura, que se divierte uno al dirigirlas, que es un signo de profesionalidad, etc.
En el fondo no es más que un testimonio de cómo una serie de directores que pudieron proporcionar un cambio y unas grandes mejoras al cine español, están hoy día vegetando o sin hacer nada al respecto.
Es quizás el momento de darle la razón a Basilio Martín Patino cuando decía que prefería esperar varios años para poder rodar Nueve cartas a Berta (1966) que ponerse a realizar cintas del Oeste en el desierto de Almería.
Porque más importante es que cada cinco años salga una película como 'La tía Tula' (1964) de Miguel Picazo o un 'Pippermint Frappé' (1967) de Carlos Saura, que el espectáculo frívolo y banal de estas producciones de pura evasión.
De 'Chinos y minifaldas' (1967) poco más se puede decir.
Es un film muy divertido, llevado a cabo con un buen ritmo, con un guion sin ninguna consistencia y con un exhibicionismo femenino que resulta a veces un tanto chabacano.
Por la parte de los actores se nota que se divierten y otro tanto el director al hacer esta serie de locuras que no tienen ni pies ni cabeza.
El objetivo de esta operación no es más que el de la violencia, el sadismo y el ofrecer chicas semidesnudas.
En cuanto al tono racista y antioriental que tiene esta cinta, resulta algo molesto, si bien está bastante paliado por el aspecto de broma general que posee su historia.
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