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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine español bien merece una misa, pero de requiem, porque una cinematografía que en el presente año ha producido unas noventa películas y que de ellas no se puede entresacar más de media docena de films que tengan un mínimo de interés, es para pensar en una grave crisis, al menos artística, ya que por otra parte esta industria puede hacer este número de películas porque la comercialidad de las mismas no ha bajado.
Claro que el cine español goza de protección, como existe en otras muchas cinematografías, pero esta protección no sale solo del rendimiento de películas españolas, sino también de las extranjeras.
Y de eso de la protección habría mucho que hablar, ya que pensamos no es equitativo dar más protección a aquellas películas que más rinden comercialmente, mientras quedan menos protegidas las que se hacen con miras artísticas más altas y menos pensando en la taquilla.
En el primer apartado podriamos incluir este largometraje, "París bien vale una moza", en la que Pedro Lazaga, parodiando la famosa y célebre frase, hace un producto comercial más de los suyos, de los que nos suele ofrecer ultimamente de forma continuada, porque lo de "El vikingo" es una excepción que confirma la regla.
Con el mismo equipo que en otras ocasiones, con ligeras variantes, Lazaga nos vuelve a dar uno de esos subproductos para espectadores facilones, deseosos de reir con cualquier cosa y que no miran micho el aspecto artístico, más que pasar un rato entretenido y alejado de los problemas.
Con un tema variado que se aparta pronto del tema central, Lazaga introduce toda clase de payasadas para ser efectuadas por Alfredo Landa, en un nuevo papel hecho a su medida.
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