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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras el éxito de Las aventuras de Tadeo Jones (2012), que va ya por la tercera entrega de esta serie, el cine español sigue dispuesto a continuar con la producción de animación.
Y es precisamente el productor de esa serie Jordi Gasull quien nos ofrece ahora otra de este género, 'Momias' (2022), dirigida por el cineasta sevillano Juan Jesús García Galocha, con la que debuta en la dirección de un largometraje después de haber ganado ya un Goya por su corto 'Cuerdas' (2014).
En esta ocasión el guion está firmado por Jordi Gasull y Javier Barreira que también están en posesión del Goya por el de Las aventuras de Tadeo Jones (2012).
En el argumento se nos cuenta la historia situada en el antiguo Egipto, concretamente en las entrañas de la Tierra en donde hay una ciudad habitada por las momias desde hace tres mil años, que ha sido descubierta por Lord Silvester Carnaby tras llevar a cabo una expedición arqueológica, donde encuentra una tumba con varios objetos de gran valor, entre ellos un anillo de boda que ha conseguido el auriga corredor de cuadrigas Thut con el que tendrá que desposar a la princesa Nefer, por mandato del Faraón, para lo que tiene un plazo de una semana para celebrar la boda, pero antes ha de recuperar el anillo o de lo contrario peligran sus ojos y su lengua.
El problema es que ninguno de los dos quiere casarse, ya que a ella le gusta seguir siendo libre en lugar de estar atada a ningún hombre y también él desea lo mismo, pero el designio de los dioses es irrevocable.
Cuando Thut descubre que le han robado el anillo ha de subir al mundo de los vivos para recuperarlo acompañado de su hermano Sekhem, de 8 años, y su mascota Croc, un pequeño cocodrilo, a cuya aventura se une también Nefer para escapar del casamiento.
Parte de la gracia de este divertido producto de la animación española surge del contraste y el anacronismo que se establece entre el Egipto antiguo y el Londres moderno a donde van a parar persiguiendo a Lord Silvester y entre tanto la pareja tiene ocasión de conocerse mejor.
Hay que destacar la imaginación que se derrocha en el ágil guion de esta película así como el lujo que se despliega en los espléndidos decorados.
En su filmación se detectan algunos homenajes, como es ciertamente el del comienzo con la secuencia de la carrera de cuadrigas del Ben Hur (1959), de William Wyler con planos prácticamente calcados.
Tiene un montaje muy dinámico que no da lugar al aburrimiento por parte del espectador, ya sea pequeño o adulto, puesto que ambos se lo pueden pasar bien, ya que no tiene nada que envidiar a cualquier film americano de este género.
A lo largo de la narración se tocan varios temas, entre otros el de vencer el miedo que tiene Thut a la velocidad, por lo que ha renunciado a continuar siendo el mejor auriga de la ciudad, lo que guarda en secreto ante sus fans a los que se dedica a firmar autógrafos de 5 a 7.
Por otra parte el temor al matrimonio y a la responsabilidad que ello conlleva de estar atado por toda la eternidad.
El deseo de libertad en lugar de hacer frente a los deberes que la vida le ha designado y el cumplir el sueño que se tiene como objetivo, venciendo todos los obstáculos.
El amor en la familia como aquí le ocurre al Faraón con Nefer.
A las excelencias y logros de esta cinta se une la banda sonora compuesta por el Fernando Velázquez el más requerido en estos momentos de entre los españoles.
El buen ritmo que le dota desde la dirección Juan Jesús García Galocha está entre los méritos de esta notable película española.
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