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CRITICA
Por: PACO CASADO
El director Gonzalo Suárez hizo sus primeras películas al amparo de la Escuela de cine de Barcelona que hacía un cine más europeo y snob que en el resto de España.
El director, a la vista de este trabajo, no había perdido aún aquella costumbre.
Gonzalo Suárez seguía obsesionado con la relación del cine con la literatura y aquí la plasma en el celuloide, adaptando unos relatos de su libro titulado Gorila en Hollywood, y pone en movimiento a sus dos personajes, Rocabruno y Ditirambo.
Durante muchos años los dos escritores Rocabruno y Ditirambo firmaron juntos sus novelas, trabajadas en armonía y ambos estuvieron enamorados de la misma mujer, pero llegó un tiempo en que por diversas cuestiones su unión se rompió y se separaron.
Diez años después, un día Ditirambo hace una visita a su amigo Rocabruno con la sana intención de volver a colaborar y que escriban juntos una última novela que se titulará Epílogo.
Finalmente se vuelven a unir al cabo del tiempo, para escribir juntos y entre los que volverá a estar, Laína, la musa que sirvió de enorme inspiración para ambos.
Comienza el film con un televisor en un escaparate y la cámara avanza hacia él hasta meterse en la pantalla y continuar así con la acción.
Una estudiante de periodismo pregunta por la mujer que podrá hablarle de ambos para hacer una tesis.
Este es uno de los relatos; otro será el de una nueva versión de Hamlet, y un tercero es en el que cuenta la historia de dos antiguos boxeadores que han de desquitarse de un combate anterior, deporte al que es muy aficionado Gonzalo Suárez.
La narración se mezcla con la creación de los relatos que primero son escritos en colaboración y después interpretados en celuloide.
Se pasa de la ficción a la realidad y viceversa sin solución de continuidad, lo que despista al espectador que no sabe nunca dónde está.
Tiene momentos espléndidos junto a otros de menos altura, es lenta en ocasiones y maravillosa en otros, como en el duelo interpretativo que se establece entre Paco Rabal y Pepe Sacristán, y en medio, Charo López, que hace de ella una cinta realmente interesante.
Premio de la Juventud en el Festival de cine de Cannes. Fotograma de plata para Francisco Rabal como mejor actor.
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