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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras el éxito de 'El coronel no tiene quien le escriba' (1999), Arturo Ripstein se lanza a la experiencia de rodar una película con cámara digital y hace 'Así es la vida' (2000), a la que siguió a continuación 'La perdición de los hombres' (2000), en el mismo sistema.
Aquí elige como línea argumental la tragedia griega de Medea, de Séneca.
Lo que cuenta es la venganza de Julia, una mujer abandonada por Nicolás, su marido, para casarse con una chica más joven que ella.
Dicha venganza recae en el fruto de su matrimonio.
La adaptación es muy libre, tan sólo supone un motivo de inspiración, ya que no se respetan los diálogos, ni las situaciones, únicamente la idea base de la historia.
La acción acontece en uno de los barrios pobres de México, con personajes rodeados de miseria y de tristeza, lo que ambienta mejor el dolor y el llanto de esta pobre mujer que, en un momento se encuentra sin marido, sin hogar, sin hijos y el mundo se le viene encima.
Junto a su inseparable esposa y guionista, Paz Alicia Garcíadiego, se permite ironizar en algunos momentos con ese coro griego representado en el trío musical.
Arturo Ripstein rueda a base de planos secuencias, que siempre cierran en negro, introduciendo a veces escenas surrealistas que llaman poderosamente la atención, con una fotografía de una gran calidad y colorido a cargo de Guillermo Granillo.
Un descubrimiento entre los actores es Aracelia Ramírez, estupenda en su desgarrado papel, y en la misma línea la habitual Patricia Reyes Spíndola.
Cinta dura, realista que no es fácil de ver.
Premio a la mejor dirección en el Festival Cinéma Tout Ecran, de Ginebra. Premio especial del jurado y premio Fipresci en el Festival de La Habana. Mejor actriz Arcelia Ramírez en el Festival latinoamericano de Lleida.
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