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CRITICA
Por: PACO CASADO
En el cine español Ignacio F. Iquino es toda una institución, un cineasta con una gran experiencia profesional, que tiene bien aprendido el oficio que domina en sus múltiples facetas que en su día nos dio muestras de un cine digno y que de vez en cuando nos dio obras que merecían nuestra atención, con algunos títulos en su filmografía bastante interesantes.
No obstante nunca tuvo una línea de cine muy definida.
Esto hace que venga dando tumbos durante largos años a lo ancho de toda su carrera.
Últimamente ha llegado a crearse toda una industria propia en la que hace desde la producción, a la dirección, el guion y un largo etc. y ha bajado muchos enteros desde entonces.
Entre otras cosas porque se ha dedicado a hacer un cine fácil, de comedia barata, en la que sin ningún pudor, ni reparos da entrada a productos comerciales que le ayudan a costear la película,
Es un cine de ínfima calidad, abiertamente lanzado a la idea de ganar dinero, que no aporta nada y que tan sólo da unos minutos de evasión, en el mejor de los casos, a espectadores poco preparados y nada exigentes.
Con 'Aborto criminal' (1973) es un film que pretende hacer un alegato contra práctica tan detestable con lo que pensábamos que habríamos vuelto a recuperar al Iquino interesante de anteriores producciones, pero la verdad es que no ha sido así, aunque el tema era interesante y las intenciones buenas y en el momento adecuado.
Seguimos teniendo al Iquino comercial, oportunista en lo que se refiere a elegir un tema de candente actualidad.
Pero en definitiva sigue en la misma línea superficial al hacer un guion que no profundiza, ni estudia en absoluto el problema del aborto, sino que lo utiliza como simple excusa, como reclamo para entramar una historia complicada con muchos personajes de los que mezcla sus líneas entre sí, pero con uso de una técnica de radionovela, en la que se acumulan todos los tópicos dramático conocidos.
La policía de Barcelona sigue la pista de un chulo que les conducirá a descubrir una red dedicada a la práctica ilegal del aborto.
27 mujeres son acusadas de habérselo practicado.
Entre ellas cuatro chicas de diversas clases sociales en las que concurren esas mismas circunstancias delictivas.
Únicamente una prostituta decide finalmente defender la vida de su futuro hijo poniendo en peligro la suya.
Como tal obra de denuncia mezcla unas imágenes de gran dureza con escenas ejemplares que llevan el mensaje moralizador dirigido a un público sencillo que gusta de estos melodramas.
Hay que aducir en su defensa que tiene un buen arranque, posee cierto ritmo en sus imágenes, con un montaje ágil que enlaza correctamente las diversas historias en acciones paralelas.
El capítulo de actores está más cuidado que de costumbre en las últimas producciones de Iquino, destacando Emma Cohen, Simón Andreu y algunos secundarios.
La utilización de la música de Bach resulta bastante inadecuada en ocasiones, mientras en otras le presta dramatismo a la acción.
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