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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta película parte de salida con el inconveniente del retraso en la llegada a los cines.
Bien es verdad que cuando se realizó en el año 1994 le salió una firme competidora, el film italiano 'Farinelli' (1994), que fue nominado al Oscar a la mejor cinta de habla no inglesa, pero también es cierto que perdió dos oportunidades más, a la consecución de la Palmera de Oro a la mejor película, fotografía y música otorgadas en la Mostra de cine de Valencia.
Y aún desaprovechó otra más cuando en el pasado enero logró el Goya al mejor vestuario.
Esto puede servir de excusa a sus realizadores si fracasa comercialmente, pero no todo es achacable a la mala distribución, y al cambio del nombre original, El rey de Nápoles, que era mucho mejor, porque los autores también tienen bastante culpa.
Cuenta la historia de un niño, Balthazar, que a finales del siglo XVIII, cuando el reino de Nápoles aún pertenecía a la corona española, es castrado para preservar su voz.
El relato tiene tres etapas, una primera de pequeño, en el conservatorio, una segunda más tarde cuando como adolescente se incorpora al mundo del espectáculo y comienza a subir, para terminar en la tercera con el triunfo y nombramiento como rey de Nápoles y sus amores con María de Lofredo.
El film trata de exponer los problemas psíquicos de este joven cantante y la manipulación que algunos de los que le rodean llevan a cabo con él, así como unos apuntes socio políticos apenas esbozados, pero los perfiles de los personajes no están bien delimitados, ni se profundiza en la importancia del tema.
En el aspecto interpretativo Coque Malla no está bien dirigido y algunas secuencias están mal resueltas, resaltando tan sólo el buen hacer de Aitana Sánchez Gijón que ilumina la sombría película con su belleza.
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