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CRITICA
Por: PACO CASADO
Ante todo hay que decir que le ha salido un competidor a Jim Carrey a la hora de hacer gestos y morisquetas en la pantalla.
Este no es otro que Harland Williams un cómico al que esta película pretende descubrir tras haber hecho papeles secundarios en Dos tontos muy tontos y 'Abajo el periscopio', lo que ya de por sí son unas auténticas cartas de presentación, en el peor de los sentidos.
En este film tiene ocasión de hacer su primer papel protagonista incorporando al genial pero torpe diseñador del programa operativo de una nave en misión espacial a Marte, en la que se cuela cuando uno de los astronautas no puede viajar. Se completa así la más descabellada tripulación en la que no falta ni siquiera un mono.
Lo peor que se puede hacer con cómicos de este tipo es darles libertad a la hora de interpretar, ya que dan rienda suelta a su estupidez y lo echan todo a perder.
El guión tampoco es una maravilla. Durante media hora se dedica a los preparativos y entrenamientos para el vuelo y la hora restante a las peripecias en el viaje y la llegada a Marte. Como es natural no puede faltar incluso su nota romántica con una astronauta y hasta un forzado suspense a la hora de la vuelta.
Creemos que el serio actor William Sadler se habrá sentido ridículo en algunos momentos.
Stuart Gillard, director procedente de la televisión, donde ha ganado varios premios, no ha podido tener peor entrada en la gran pantalla.
Lo mismo hay que decir del protagonismo de Harland Williams.
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