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CRITICA
Por: PACO CASADO
No son muchas las películas que sobre el deporte rey existen, ni creemos que se lleguen a constituir en género como puede ser el western, ni estas cintas van a salvar al cine de la escasez de espectadores que padece.
Lo que sí es cierto es que como ocurre con los toros aún está por hacerse una buena película sobre este deporte tan popular, tanto en España como en Italia.
Son pocas, pero ninguna recordamos que merezca la pena.
Es ahora el cine italiano el que toca el tema en tono de sátira, de ridiculizar no el deporte en sí sino las reacciones de los hinchas entorno a él, el apasionamiento de éstos, y las locuras que realiza el presidente un club de fútbol que se ve constituido en tal sin comerlo ni beberlo ni entender nada del asunto.
El tema en sí podría ser bueno, cualquiera lo es, siempre que esté bien tratado, equilibrado en su desarrollo y llevado con equidad y buen hacer.
Pero no podemos decir precisamente que este lo sea en este sentido, en el que se han desorbitado las cosas, haciendose una parodia burda y ridícula, sin fuerza en muchos momentos, sin gracia en otros y con un guion que hace agua por los cuatro costados.
Las situaciones se reiteran, la acción avanza poco y el desequilibrio es patente.
Todo ello está acentuado por la poca habilidad que ha tenido el director que no ha sabido soslayar el problema y evitar los inconvenientes, haciendo una película posíblemente demasiado larga para lo que daba de si el texto, queriéndose salvar a base de payasadas de su actor principal, Alberto Sordi, que es el más conocido de todos los intervinientes.
Ni siquiera la parte deportida está bien expuesta, restando así emoción al pobre relato.
Flojo colorido y fotografía e irregular interpretación.
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