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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hubo una etapa en el cine español en la que a las películas folklóricas les pasaba como a las de los agentes secretos o a las de los western realizados en Europa, que se rodaban en territorio español, sobre todo en Almería, que todas eran iguales.
Se utilizaba una fórmula para poder incluir, unas veces justificadamente y otras de manera forzada, un buen número de canciones que oscilaban entre las ocho y las doce, según se quisiera satisfacer al público o dejarlo harto y además así se cubría un mínimo para hacer un disco LP con la música de la banda sonora de Manuel L. Quiroga y las canciones de Quintero, León, Quiroga y Valerio.
Durante el proceso seguido a una estrella de la canción acusada de un crimen del que se declara inocente, el magistrado que ha de decidir el empate surgido entre sus dos compañeros del tribunal, antes de dictar sentencia, relee nuevamente el sumario y retrospectivamente se va reconstruyendo el crimen y las causas que lo originaron.
La historia entre folletinesca y policíaca, con más de lo primero, carece de nervio e interés, ya que la principal intención de los realizadores ha sido utilizar las condiciones de la cantante y la popularidad de Rocío Jurado, que se desenvuelve bien como lo que es su profesión y menos como actriz.
El film ofrece además el atractivo de la actuación de José Toledano y su ballet, que le da algún mayor lucimiento a esta historia.
En este caso el argumento, además de ser malo, se funda en un hecho de escasa consistencia y poco justificado, cayendo por su base como todo el resto de la trama.
Esta es de esas cintas limpias, limpísimas, claras, clasísimas, en las que el director y el responsable de la fotografía, Juan Jurado, se han puesto de acuerdo para que el espectador no se pierda nada de lo que ocurre en la pantalla, cuidando que en todo momento todo esté perfectamente iluminado, venga o no a cuento con la acción, puesto que hasta en pleno día, en el umbral de un balcón exterior a la calle se note el reflejo de los focos en los cristales, lo que hace que llegue a aplastar la imagen de los actores en cualquier plano.
No hay ni una mala sombra, si exceptuamos la que tuvieron sus autores al realizar esta película, pura exhibición y lucimiento de la cantante Rocío Jurado y de sus cualidades como tal de cuplés, canciones andaluzas y regionales.
Al final las cosas quedan muy claras y todos tan contentos porque resulta que todos los personajes son muy buenos.
Al final lo de siempre.
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