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CRITICA
Por: PACO CASADO
En el año 1936 los vecinos del pequeño pueblo llamado La Esperanza, situado en México, la compañía que lleva el ferrocarril ha decidido retirarles ese servicio, debido a la ambición de uno de sus directivos que ve un negocio en vender el hierro de los muchos kilómetros de vías que lo llevaba a ese lugar.
De esa manera muchos de las familias de los mineros que allí trabajaban deciden abandonar el pueblo porque ven que va a la ruina al tener que cerrar la mina que no tiene medio de transporte para trasladar y vender el material que de ellas extraen.
De esa manera le llega un telegrama que se desmontarán en 20 días y en esos momentos planean construir una locomotora a vapor con una vagoneta que hay abandonada en las vías y una gran caldera.
Finalmente protestan y les dan 40 días para el desmonte.
Al frente de ese descabellada idea está Don Fede y Durán, un joven al que le faltan dos días para obtener el título de conductor de locomotora, quien propone que se le ponga el nombre de Victoria, que es también el de su novia y por lo que significa la palabra si lo logran.
Pero se dan cuenta de que aunque lo consigan no tienen carbón y deciden acudir a la destilería del pueblo para que le den unos barriles de tequila y piden ayuda a la aldea cercana que se prestan a ello los vecinos.
El objetivo no es otro que la necesidad de construir con sus propias manos un tren a vapor para evitar que el pueblo caiga en el olvido.
Es una bonita historia que resulta muy interesante aunque en principio pueda parecer un cuento fantástico, pero a lo largo de la narración se demuestra que cuando el ser humano se propone hacer algo, aunque parezca imposible, con tesón y esfuerzo se puede finalmente lograr lo que se ha propuesto.
Es una narración que da un buen ejemplo al espectador, al mismo tiempo que tiene un cierto suspense y algunos momentos de comicidad, lo que anima al espectador a seguirla con sumo interés.
Es una muestra del buen cine mexicano que se hace últimamente por aquellas tierras sudamericanas, estando al frente de ella en la interpretación actores veteranos como Damián Alcázar en el personaje de Don Federico o también jóvenes como es el caso de Gerardo Oñate que incorpora el papel de Durán, junto a Lorena de la Torre encarnando a su novia Victoria.
El film posee una buena factura técnica y una bella fotografía en color que exalta los paisajes mexicanos.
Raúl Ramón es el encargado de empuñar el timón de esta nave desde la dirección a la que llega proveniente del campo de la fotografía tras la realización de dos cortos siendo este el segundo largometraje que lleva a cabo con buen pulso.
Premio a la mejor película en el Festival de Guadalajara. Premio de los periodistas mexicanos a Joaquín Cosio como mejor actor de reparto y a la mejor fotografía. Premio a la mejor narrativa en el Festival latino de San Diego. Premio Conacine al mejor desarrollo de la industria. Premio Dragón de oro a la mejor dirección en el Festival Ferrara. Mejor dirección en los premios 1.4.
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