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CRITICA
Por: PACO CASADO
Inspirada en una historia verdadera.
Tomando el asunto como cosa propia, el detective Bob Hightower intenta enfrentarse a una malvada secta para salvar a su hija Gabi, de 14 años, secuestrada y de paso vengar el asesinato de su ex-esposa y actual marido.
La narración comienza con una serie de secuestros llevados a cabo fundamentalmente de mujeres y a ser posible de niña o adolescentes, en la ciudad en las fechas cercanas a las Navidades.
Una de las secuestradas es la hita del detective Bob Higtower, por lo que se toma el caso con más interés y como cosa propia.
Un día se presenta a las puertas de su domicilio Case, una chica rubia, y con tatuajes, que es de las pocas víctimas que han conseguido huir de esa insidiosa secta satánica, que se ofrece a ayudarle y con la idea de vengarse de Cyrus, el líder de la misma.
Pero primero tiene que tatuarse para parecerse a los individuos que forman la banda o más bien secta y por supuesto olvidarse de actuar como un detective y más bien como un padre agraviado por el secuestro de su hija.
Tras tatuarse, muy a su pesar, comienzan juntos la aventura de enfrentarse a la banda y de tratar de conseguir el rescate.
Es prácticamente lo que constituye el argumento de esta película que según hemos visto en algunas páginas norteamericanas tenía la versión original 155 minutos, pero en España se ha quedado en poco más de las dos horas.
Si para contar esta historia en la versión vista en nuestras salas, pensamos que tiene bastantes escenas que son de puro relleno, no queremos creer que hubiera sido con la extendida versión original.
El guion está confeccionado por Nick Cassavetes, el hijo de Gena Rowland y John Casavetes, que se basa en el libro escrito por Boston Teran, publicado en 1999, que recoge los hechos reales, pero lo que no sabemos qué es exactamente lo que hay de realidad a la hora de hacer el guion y que es lo que se le haya podido añadir de ficción para darle un poco más de emoción al relato de un simple secuestro y su consiguiente rescate, porque en la realización hay abundante violencia extrema llevada a cabo con gran crueldad en los asesinatos sangrientos que se muestran a lo largo de la narración, dirigida con cierto oficio pero con un resultado bastante irregular y con un epílogo que la alarga innecesariamente sin motivo.
El peso de la interpretación recae en la actriz Maika Monroe que encarna a Case Hardin mientras que el detective Bob Hightower, un hombre de fuerte creencia religiosa, está incorporado por el actor danés Nikolaj Coster-Waldau.
Hay también un papel que no resulta muy extenso y por ello algo desaprovechado, para el poseedor del Oscar Jamie Foxx en el personaje de The Ferryman, como uno de los nombres más conocidos de este reparto.
Los maquilladores habrán tenido un trabajo extra a juzgar por la gran cantidad de tatuajes que exhiben los protagonistas de esta historia.
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