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CRITICA
Por: PACO CASADO
Junto al innegable toque emocional, producido en algunos instantes de la película, se ha hecho una pretendida visión de la vida familiar y sus relaciones que son la base, alrededor de las cuales se ha tejido el personaje del magistrado.
El juez Andre Morandi, destinado en una ciudad italiana, tiene que instruir un proceso que le aboca al abandono de su carrera profesional: los trabajadores de una factoría portuaria matan al dueño, ya que habían de pagarle para ser contratados.
Junto al tópico de la concatenación de los actos humanos expuestos en 'Un vaso de whisky' (1959), de Julio Coll, donde sólo tenía vigencia la metáfora de las fichas de dominó, aquí se ha construido una extensa gama de sentimientos, provenientes de la desintegración de la familia Bonetti.
La posibilidades de este tema, del buen guion de la cinta, estropeado en parte por los diálogos, debido a su tendencia literaria, no olvidemos que Luigi Zampa era el André Cayatte italiano, se puede vislumbrar sólo en varios momentos gracias al trabajo verdaderamente trascendido de las jóvenes actrices Jacqueline Sassard y de Claudia Cardinale, frente a la labor de los actores François Perier y José Suárez.
La perfecta comprensión de sus personajes y el ritmo dado a la interpretación de ellas, y sobre todo la profundidad emocional, producen los mejores momentos de este film.
Hay que achacarle la poca ambición artística al director Luigi Zampa en la puesta en escena.
Sabía lo que quería hacer pero no ha podido realizarlo.
Junto al trabajo de las dos actrices apuntar la meritoria labor de Massimo Serato.
Es necesario resaltar también la valentía del tema y los valores de impacto social de la película, pero lamentar que no se haya trascendido más allá.
Hay unas intenciones que sin embargo hemos de salvar, y es la valentía y la selección de los temas escogidos.
Valores de impacto social tiene este film.
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