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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta vez quien pide auxilio a España para coproducir es Brasil a través de un guion escrito por el propio realizador, el veterano director Luiz Carlos Lacerda, que sacó el argumento de esta comedia de enredos de sus propias experiencias mientras estuvo de profesor de cine en Cuba.
Allí se ambienta esta historia, la de Dolores, una chica del ballet Tropicana que en un viaje a Brasil se relaciona con su tía Imelda, una cubana que quiere volver a su tierra y poner un paladar, que es como se llaman allí a los restaurantes, porque está harta de su marido que no hace más que jugar a la lotería. A su vuelta, Dolores coge en pleno adulterio a su marido y decide ayudar a su tía y marcharse a Baracoa, donde vive Mercedes, una antigua criada, y también conoce a José un español que se hace pasar por cubano con tal de actuar en una serie de la televisión norteamericana como actor, que es la pasión de su vida.
También lo será a partir de ahora Dolores.
La ayuda de Imelda para el restaurante le llega en 5000 dólares ocultos en unos zapatos.
Se trata de una historia alegre y divertida llena de especias, romance y sensualidad en la que Dolores, una guapa bailarina cubana decide dejar su fracasado matrimonio y abrir un restaurante con su tía en Brasil.
El guion de esta película tiene dos partes, una primera con los líos amorosos de los personajes, y una segunda que se basa en la intriga de encontrar los valiosos zapatos llenos de dinero.
Ambas son bastante flojas lo que ayudado por la endeble realización de Luiz Carlos Lacerda termina en un entretenimiento cuyos resultados son más bajos de lo apetecido, ya que al ser el sexto film de este director esperábamos más experiencia y ritmo en la puesta en escena y en sacar rendimiento a los actores.
Premio del público en el Festival de cine brasileño de Miami. Premio a Jorge Sanz y Laura Ramos, Banda sonora y decorados en el Festival de cine y vídeo de Cuiabá.
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