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CRITICA
Por: PACO CASADO
Si ustedes quien saber hasta donde influye la personalidad de un director, este es un ejemplo claro, en el que se aprecia la presencia de Manuel summers, no solo porque es el intérprete principal, sino porque además es uno de los autores del guion, que es lo que más pesa en esta ocasión.
El tipo de guion y de cine que vemos es el que suele hacer en las películas que él mismo dirige, con la idea clara de lo que en él es habitual, con el consabido sarcasmo, con la intención que le caracteriza y con la agudeza de ingenio que suele ser costumbre en su cine.
La diferencia de esta película con otras suyas reside en que no está dirigida por él, y aquí es donde falla la cinta.
Escrivá, aún influido por las cosas que le dijera Summers o que este escribiera el guion, ha tratado de darle, o mejor, le ha dado su propia personalidad a la dirección y su sello se nota.
Así ha hecho una película más cansina, con un ritmo más lento, con menos agilidad en la narración y le ha suprimido el sello Summers. En este sentido no entendemos por qué no la dirigió el propio Summers, ya que tan buenos resultados, al menos comerciales, había obtenido antes para esta misma casa productora.
Como actor Summers está bien en su papel de hombre tímido, un seminarista, a punto de ser ordenado sacerdote, que vuelve a la vida secular debido a una enfermedad que le da seis meses de vida. Sus ancianas tías le ayudan a buscar esposa entre chicas arrepentidas de la mala vida, papel en el que se mueve muy bien Nadiuska y en el que la encontramos mejor encajada, junto con las dos veteranas secundarias.
La película se queda a medio camino.
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