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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hay algunos directores nortemericanos que introducen modificaciones en el género policíaco que creemos que no le beneficia en absoluto, a pesar de su buena intención de sacarlo de la vulgaridad.
Así elementos como la memoria o la parasicología están haciendo acto de presencia para complicar más aún las tramas policíacas.
En esta película tenemos un buen ejemplo de ello.
El guion actúa como una especie de juego de las muñecas rusas. Unos asesinos en serie cometen sus crímenes en diferentes puntos del país y hay uno que se dedica a eliminarlos, al tiempo que manda notas a un agente del FBI que es el encargado de descubrir estos asesinatos sin conexión aparente.
Esa es la misión del agente Thomas Mackelway, destinado a una oficina de Albuquerque que nada más llegar ha de enfrentarse al asesinato de un vendedor ambulante de Nuevo México, un profesor de Colorado y un ejecutivo.
Le ayuda a ello la agente Fran Kulok con la que tuvo una relación sentimental anterior que no se desarrolla, únicamente se apunta.
Para colmo el pasado de Mackelway le atormenta y el descubrir las pistas le obsesiona.
El guion introduce unos componentes sobrenaturales o de videncia remota por el que el asesino de asesinos se mete en la mente de éstos para averiguar dónde se van a cometer los crímenes.
Esto le perjudica, ya que parece de ciencia ficción y saca a la enrevesada trama de un contexto más realista.
Toda esta complicación es lo que hace que el espectador no se integre y se desentienda del complejo puzzle que es todo el guion, que termina sin convencer al respetable.
La puesta en escena del director de 'La sombra del vampiro' (2000) lía aún más la cuestión con virados de color y una estética modernista en los flash-backs del pasado del protagonista.
Lo mejor es el reparto de buenos actores que ponen toda su voluntad en sacarlo adelante.
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