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CRITICA
Por: PACO CASADO
Rodrigo García se inició en el largometraje con 'Cosas que diría con sólo mirarla' (2000), que era la vida de cinco mujeres que se entrecruzaban entre ellas.
Un año más tarde realiza 'Teen Tiny Love Stories' (Diez pequeñas historias de amor) que eran otros tantos monólogos de mujeres mirando a cámara.
Y ahora nos llega su tercera película en la que va perfeccionando su técnica de retratar las almas femeninas, con las que parece que se lleva mejor que con las masculinas.
Aquí lo hace con el retrato íntimo de nueve mujeres muy diferentes entre si y sin apenas un ocasional vínculo entre ellas, lo cual no tiene la más mínima importancia, que alguna aparezca en el episodio de otra en un papel secundario.
Además se marca el reto de hacerlo en plano secuencia de unos 12 minutos de duración cada una lo que también lo es para la actriz protagonista que ha de aguantar cámara durante ese tiempo.
Son mujeres que tienen una crisis ocasional, como la de Sandra una hispana que está en la cárcel deseosa de que llegue la hora de visita para ver a su hija; la de Diana que se encuentra embarazada al cabo de los años con su amor de juventud, al que aún anhela; la de Camille que se enfrenta a una operación de mama... y así podríamos ir enumerando cada una de ellas, todas dramáticas en mayor o menor grado.
Tal vez las mejores sean las dos primeras, ya citadas, ya que en algunas se nota una falta de redondez o posiblemente sea que nos quedamos con ganas de saber más de ese personaje, de su sentimiento o de esa situación.
Nos propone una reflexión sobre ese aspecto de la vida, del complejo mundo femenino, en lo psicológico, sentimental o moral.
Todas estas mujeres afrontan la existencia con las alegrías o las decepciones propias, con una actitud esperanzadora, aunque a veces sus situaciones sean desesperadas, como consecuencia de relaciones presentes o pretéritas que sólo ellas han de solucionar.
El cuadro de actrices es inmejorable y están todas formidables sin saber a cual destacar siendo premiadas colectivamente en el Festival de Locarno donde también ganó el Leopardo de Oro a la mejor película.
Un film eminentemente femenino (la mayoría de la sala eran mujeres) pero que también interesa a los hombres y mucho al cinéfilo por la puesta en escena y resolución de cada una de las historias, denotando que Rodrigo García no sólo es un inteligente guionista, conocedor de las mujeres, sino también un esforzado realizador que se marca retos y los supera cada vez mejor, con una sensibilidad primorosa.
Estamos deseando verle en un largometraje con una historia única, ya que en las distancias cortas se maneja bien, veamos en las largas.
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