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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine americano tiene una interesante cantera en los directores independientes que hacen sus pequeñas películas con poco dinero y cuando alguna resulta interesante o da buenos dividendos en la taquilla, pronto llega una multinacional y lo ficha para hacer cine del caro.
El Festival de cine de Sundance es un buen semillero para descubrir a estos realizadores, como ocurrió con Edward Burns quien tras hacer su primer film, 'Los hermanos McMullen' (1995), en 16 mm. y obtener el Gran Premio del Jurado, fue hinchada a 35 mm. para la exhibición comercial y ya ha hecho la segunda, 'Ella es única' (1996), que por eventualidades de la exhibición tuvimos ocasión de contemplar semanas atrás.
Ambas producciones se parecen como dos gotas de agua ya que tocan un tema parecido.
En esta primera es la relación que se establece en la residencia familiar de Long Island entre tres hermanos.
El mayor, casado, vive feliz, pero tiene que dar cobijo por unos meses a los otros dos solteros tras la muerte del padre y la marcha de la madre, al tiempo que tiene una aventura pasajera con una mujer.
Otro es un ferviente católico y todo lo pasa a través del tamiz de la religión lo que le hace ser muy severo con las relaciones amorosas, mientras que el tercero es un descreído en todas las cuestiones del amor.
Los dos solteros buscan pareja para casarse y marcharse de casa de su hermano antes del nuevo año.
Hay buenas dosis de verosimilitud en sus relaciones, deseos y frustraciones sentimentales.
En algunos momentos se hace referencia a sus progenitores, un padre borracho, al que acaban de enterar al comienzo de la cinta, y una madre a la que tiran sus raíces y se marcha a Europa en busca de un antiguo amor.
La película resulta bastante fresca y espontánea, original en las relaciones entre los hermanos, aunque abusa de los diálogos. Para ser un primer film de este realizador, crecido en un hogar irlandés católico, hay que perdonarle algunos defectos pasajeros y sobre todo por momentos que en la calidad de la fotografía se nota el hinchado a 35 mm.
Al igual que estos hermanos tienen una visión diferente de la vida, también la posee Edward Burns de la concepción del cine, habiendo asumido en esta cinta las funciones de director, productor, guionista, montador y actor, lo que se dice auténticamente cine de autor, cosa que no suele ser habitual en el cine americano.
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