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CRITICA
Por: PACO CASADO
Paul Schrader se inició en el cine como guionista, debiéndosele a su pluma títulos como "Taxi Driver", "Yakuza" y otra dirigida por Brian de Palma.
Su primera realización "Blue Collar" tuvimos ocasión de verla en el Festival de cine Iberoamericano de Huelva, también pasada en el de San Sebastián.
Es esta pues su segunda película.
Tanto en sus guiones como en esta cinta que criticamos deja traslucir sus creencias calvinistas.
Su tercer film, "American Gigolo" aún por ver en nuestras pantallas.
Su puritanismo religioso se pone de manifiesto en la historia de un hombre, purista en sus creencias, que pierde a su hija tras un congreso calvinista descubriendo en su búsqueda la depravación y corrupción del mundo de la pornografía en la que había caído.
Tras una cuidada ambientación inicial, que nos da la talla y medida del personaje, se inicia la larga búsqueda, teniendo oportunidad de hacernos casi un documental del submundo pornográfico americano, sin que por ello tenga en ningún momento en la tentación de caer en la temática que trata de denunciar.
Esta acumulación de datos, tanto los iniciales como los que le siguen e su recorrido, justificarán la reacción paterna ante la hija que perdió.
Tiene así pues el largometraje un carácter demostrativo sin pretender la lección moral o moraleja final que también se podría desprender de todo ello.
Si bien la anécdota en sí se alarga, se compensa con el valor documental del ambiente que muestra, con escenas muy conseguidas, junto a una buena labor de George C. Scott y la composición de un detective muy unilateral a cargo de Peter Boyle.
Cinta que si bien no profundiza en el tema está tratado con inteligencia.
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