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CRITICA
Por: PACO CASADO
La producción de Walt Disney, en las películas dirigidas aún en vida, y principalmente las de dibujos animados, está siendo sometida en estos momentos a revisión por los críticos del mundo entero al tener que ver estos films nuevamente en las reposiciones de los mismos que se están llevando a cabo.
Las opiniones están quedando ahora en un término medio más equilibrado, sin tendencias tan extremas como hace unos años, en las que se le pegaba quizás demasiado fuerte a estas películas.
Otro cantar son los films que se han producido por los Estudios Disney tras su muerte, ya que él dejó prevista la producción para varios años y sus colaboradores han continuado adelante la tarea, tanto en los films de animación, como en los personajes reales.
Pero es verdaderamente cierto que hay un refrán que dice que... El ojo del amo engorda el caballo.
Al faltar la mirada maestra de Disney estas producciones se han venido abajo bastantes enteros.
Sus argumentos quieren tener el mismo espíritu paternalista, bonachón, un tanto sensiblero y lleno de buenas costumbres, pero a veces ya se pasan de la raya, porque hasta los espectadores más pequeños y los más ingenuos adivinan por anticipado lo que va a ocurrir en la escena siguiente.
De esta forma y acumulando todos los tópicos y con un paralelismo en exceso simplón, un joven salvaje se coloca a la cabeza en todos los deportes.
La magia de un brujo pone el contrapunto cómico a los logros del joven para hacer reír a los pequeños.
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