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CRITICA
Por: PACO CASADO
Sí, detrás de la "nouvelle vague" esa ola que revolucionó el cine de mitad de los años cincuenta y que ha durado una década, aproximadamente, han surgido nuevos realizadores que, sin llegar a ser tan innovadores como su predecesores inmediatos, si siguen un camino firme, real, sin fantasías y con los pies puestos en el suelo.
Una vez asimiladas las tendencias estéticas de sus maestros, llamemoslos así, no hay más que aplicarlas a la práctica y plasmarlas con realismo.
Como ustedes recordarán muchos de aquellos hombres admiraban el cine americano y a sus autores y eso ha quedado.
De esta manera surge un hombre como Philippe Labro, experto en las cuestiones periodísticas, autor de otro film anterior a este que comentamos titulado "Sin móvil aparente", y es capaz de hacer un cine ciertamente americano, aunque con etiqueta francesa.
Ha captado todo hasta los más pequeños detalles y ha hecho una película con ritmo, estilo y sabor americano.
La historia es la de un hombre, el heredero, que sustituye a su padre en las tareas periodísticas e industriales y que consiguientemente ha de cargar también con todos los problemas y luchar contra todos los enemigos de su padre.
La acción es constante, el relato está bien llevado, el interés no decae y las imágenes se suceden con interés.
Con el mismo equipo técnico, con cambio en los actores, Philippe Labró se ha compenetrado con sus hombres y ha logrado un film más que digno, interesante y de calidad.
Buen trabajo de los actores, música copiona de Colombier y buena fotografía de Penzer en color.
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