Título: |
EL LIBRO DE ELI |
Título original: |
THE BOOK OF ELI |
Nacionalidad: |
EE.UU. de 2010 |
Dirección: | ALLEN y ALBERT HUGHES |
Guión: | GARY WHITTA |
Fotografía: |
DON BURGUESS |
Música: |
ATTICUS ROSS, LEOPOLD ROSS y CLAUDIA SAME |
Interpretes: |
DENZEL WASHINGTON, GARY OLDMAN, MILA KUNIS, JENNIFER BEALS, RAY STEVENSON, FRANCES DE LA TOUR, MICHAEL GAMBON, TOM WAITS y EVAN JONES |
Censura: |
NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 13 AÑOS |
Duración: |
114 MINUTOS |
Por PACO CASADO
Los afro-americanos hermanos Allen y Albert Hughes son los responsables de películas como Dinero para quemar (1995) y Desde el infierno (2001).
Esta última data de hace nueve años y han vuelto a la carga, en esta ocasión con un film de acción que posee un argumento y un esquema muy parecido al del western, aunque situado en un futuro post-apocalíptico en el que la Tierra está desolada por una hecatombe no determinada, tras la que unos pocos humanos sobreviven en un ambiente árido y hostil, y la jerarquía social está regulada por la fuerza y la posesión de agua, en un mundo lleno de violaciones, canibalismo y caos.
Eli es un guerrero solitario, un hombre que camina siempre hacia el oeste con una misión que cumplir, es el guardián de un libro que es el único ejemplar que queda tras la quema al que debe proteger, que lleva en su mochila, y que es codiciado por Carnegie, un villano que cree que en él se encuentra el secreto y el poder para dominar su destruido mundo.
Eli, que únicamente busca la paz, que lucha por sobrevivir entre tanta violencia y destrucción, tiene puesta la esperanza en un mundo mejor que se podría volver a conseguir en un futuro.
Tiene, como apuntamos, mucha semejanza con el western, con el forastero que llega al pueblo y ha de enfrentarse con el cacique, defender a la chica, luchar contra la injusticia e imponer la paz, lo único que varía en este caso es el paisaje, que en muchos momentos recuerda el escenario de las cintas de Mad Max o más recientemente el de La carretera (2009), y más en esta última por la semejanza en la fotografía muy trabajada, de tonos grises, casi en blanco y negro, de cielos nublados plomizos que invitan a la tristeza y la desesperanza, un lugar en el que escasean el agua y los alimentos.
También tiene incongruencias como que en 30 años siga habiendo armas, pilas y gasolina para los herrumbrosos vehículos.
En este sentido no destaca el guion por su originalidad, aunque a diferencia de esta última no hay niño y en vez de dirigirse al sur en busca del mar lo hace al oeste para hallar un mundo nuevo con valores nobles y esta vez es un solitario luchador capaz de cargarse a varios enemigos en una sola pelea donde no duda en emplear armas de fuego, un afilado machete o un arco con flechas.
Para los metros finales el debutante guionista Gary Whitta, nos reserva un giro sorprendente y nos sugiere alguna reflexión en torno a la religión, en una especie de parábola sobre la fe, la libertad y la esperanza en la humanidad que transciende la pura acción, en un ambiente irrespirable.
Combinando las claves del género western con numerosas referencias bíblicas y una atmósfera post-apocalíptica, la pareja de directores crea un producto lujoso que carga con una mayor dosis de acción y un contenido filosófico más ligero.
Aunque en ciertos momentos resulta increíble, se agradece la presencia de dos actores tan potentes como Denzel Washington, que ha tomado clases de artes marciales para las escenas de acción, y un Gary Oldman que tiene bien aprendido el papel de un villano psicópata.
La dirección de los hermanos Hughes es simplemente correcta pero podían haber obtenido un mejor resultado final