Título: | THE DEEP BLUE SEA | |
Tit. Orig.: |
THE DEEP BLUE SEA | |
Nacionalidad: | INGLATERRA, 2011 | |
Dirección: | TERENCE DAVIES | |
Guión: |
TERENCE DAVIES. Basado en la obra de Sir TERENCE RATTIGAN |
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Fotografía: | FLORIAN HOFFMEISTER | |
Música | Varios temas clásicos | |
Interpretes: |
RACHEL WEISZ, TOM HIDDLESTON, SIMON RUSSELL BEALE, ANN MITCHELL, KARL JOHNSON, OLIVER FORD DAVIES |
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Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 12 AÑOS | |
Duración: | 98 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Esta película ha sido producida con motivo del centenario del nacimiento del autor de la obra teatral en que se basa, Sir Terence Rattigan (1912/2008), uno de los grandes dramaturgos del siglo XX, llevada a cabo por Terence Davies que, tras pasar por los Festivales de Toronto y San Sebastián llega a las pantallas españolas.
Esta misma obra teatral ya fue llevada al cine con guion del propio autor, dirigida por Anatole Litvak en 1955 y protagonizada por Vivien Leigh, Emlyn Williams y Kenneth Moore, actor este último que consiguió la Copa Volpi en la Mostra de cine de Venecia por su trabajo en el film.
No es esa la única vez que uno de sus textos se ha llevado al cine, ahí están títulos como "La versión Browing" que ha disfrutado de varias ediciones, "El caso Winslow", "Mesas separadas" o "El príncipe y la corista", entre otras.
Hester Collyer lleva una vida privilegiada gracias a su matrimonio con el juez del Tribunal Supremo, Sir William Collyer, mayor que ella, pero cuando se encuentra con Freddie Page, un joven ex-piloto de la RAF del que se enamora, lo abandona.
La historia comienza con ella escribiendo una nota de suicidio, pero no es para su marido.
Terence Davies no es un director que se prodigue mucho ya que su filmografía se compone únicamente de seis largometrajes, entre ellos "Voces distantes", "El largo día se acaba", "La casa de la alegría", entre otros, en más de treinta años, siendo éste el último realizado hasta la fecha.
Por lo general los anteriores títulos han tenido un carácter casi autobiográfico, o han sido adaptaciones literarias, como en este caso sucede la pieza de Rattigan.
No es extraño que los directores prefieran las obras del extraordinario dramaturgo ya que entre sus líneas se suele deslizar el comportamiento humano, con sus amores y pasiones, sus servidumbres, humillaciones y desengaños, el egoísmo, el dolor y la desesperación que pueden llevar al suicidio como sucede en ésta.
Aquí expone la diferencia entre el amor y la pasión, reflejado el primero en la persona del juez y la pasión en la del ex-piloto siendo más fuerte ésta última lo que le lleva a abandonar al esposo rico, bueno, culto, educado, a vivir con un hombre sin futuro, bebedor.
Deja atrás una vida acomodada que no le satisface social ni sexualmente, viviendo en una constante mentira.
En todas las cintas de Davies se hace notar la exquisita escritura que suele hacer con las imágenes a la hora de llevar los textos a la pantalla, como ocurre en esta ocasión con la obra teatral de Rattigan que airea convenientemente diversificándola en varios escenarios para no estar encerrada entre cuatro paredes
La cámara se mueve a los aires del Concierto para violín y orquesta de Samuel Barber, que marca así el ritmo de las imágenes con suaves travellings, por otra parte muy bien ambientada en decorados y vestuario como corresponde a la época en que se desarrolla la acción, a lo que contribuye la notable fotografía de Florian Hoffmeister, con sus encuadres, su iluminación, su apagada paleta de colores que da perfectamente la tristeza de los años 50 de una Inglaterra sumida en la ruina y la miseria tras la guerra.
Extraordinaria la realización manejando bien los saltos atrás que contribuyen a exteriorizar la historia.
En el capítulo interpretativo cabe destacar el excelente trabajo de Rachel Weisz, posiblemente el mejor que le conocemos, que no tiene explicación no saliera con el premio del festival donostiarra, así como Simon Russell Beale, uno de los mejores actores británicos, en el personaje del juez, actuación llena de contención a pesar de la humillación de que le hace objeto su esposa.
Un más que notable melodrama de cine clásico que conviene destacar para que no pase desapercibido, que los amantes del buen cine, los espíritus exquisitos, se alegrarán de verlo.