Título: | MADRID 1987 | |
Tit. Orig.: |
MADRID 1987 | |
Nacionalidad: | ESPAÑA, 2011 | |
Dirección: | DAVID TRUEBA | |
Guión: |
DAVID TRUEBA |
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Fotografía: |
LEONOR RODRÍGUEZ |
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Música |
DAVID TRUEBA, IRENE RODRÍGUEZ, LEONOR RODRÍGUEZ |
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Interpretes: |
JOSÉ SACRISTÁN, MARÍA VALVERDE, RAMÓN FONTSERÉ, EDUARDO ANTUÑO, MIGUEL CASTREJÓN, BARBARA LEMUS, RICARDO VALVERDE, TERESA SÁNCHEZ, SIGFRID MONLEÓN, SOLEDAD OSORIO |
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Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 12 AÑOS | |
Duración: | 101 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Tras pasar por el Festival de Sundance, donde recibió algún premio, llega a las carteleras españolas este nuevo largometraje de David Trueba, en el que aporta la dirección, también el guion original suyo y colabora en la música.
Ángela es una joven estudiante de periodismo que acude al bar donde Miguel Batalla, un veterano articulista, suele escribir sus colaboraciones para el periódico, para pedirle consejo acerca de un trabajo que tiene que hacer. Él le propone lividinosamente ir al estudio de un pintor amigo y ambos se quedan encerrados en el cuarto de baño, totalmente desnudos, sin ropa que ponerse, más que una toalla.
La película es un experimento, una especie de tour de force, ya que la mayor parte del metraje se la pasan entre las cuatro paredes del estrecho cuarto de aseo, sin muchas posibilidades de movimiento, lo cual es también un ejercicio para la cámara a la hora de tomar la diversidad de planos distintos para que no se haga monótona la planificación y la interpretación de estos dos únicos actores.
El guion, muy personal y algo pedante por su densidad, plantea el encuentro de dos generaciones tan distantes; una la de Ángela, de apenas veinte años, otra la de Miguel que ronda los setenta, lo que le da ocasión a largar doctrina, como se suele decir coloquialmente, en torno a lo divino y lo humano, así como de su forma de pensar, de la melancolía de un tiempo pasado, de la esperanza, de la libertad, de la política, del sexo, etc..
Miguel añora la belleza y la libertad de la juventud de la inocente Ángela. Ellos representan la metáfora de las dos Españas, una rota por el tiempo y lo vivido, otra con el futuro por delante por vivir, aprender, evolucionar.
En su aburrimiento terminan asistiendo a una imaginada supuesta película proyectada entre el bastidor de un marco vacío, sobre un niño que no quiere levantarse de la cama.
El film da también ocasión a hacer una buena interpretación por parte de la pareja, con esa voz bronca y firme de José Sacristán y la dulzura de la juventud de María Valverde.
Bien es verdad que esa misma historia se podía representar perfectamente en un escenario teatral y si aquí no resulta como tal es por la variada puesta en escena y los distintos planos de cámara que le dan un ritmo cinematográfico.
Ello no evita que se haga monótona, tanto diálogo o casi monólogo, porque quien más habla es Sacristán lanzando sus peroratas de culto charlatán, algo amargado y desencantado, adicto al tabaco y la bebida, que repasa toda su época, desde la llegada de la democracia hasta ese momento.
Cada parrafada es como una sentencia, muy bien escritas, hasta que al final la chica termina revelándose.
Cine de autor en el que Trueba no ha tenido en cuenta al gran público, sino que ha hecho su cinta para él y cuatro intelectuales más.