Título: | SANGRE SOBRE LA TIERRA | |
Tit. Orig.: |
SOMETHING OF VALUE | |
Nacionalidad: | EE.UU., 1957 | |
Dirección: | RICHARD BROOKS | |
Guión: |
RICHARD BROOKS. Basado en la novela escrita por ROBERT C. RUARK |
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Fotografía: |
RUSSELL HARLAN |
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Música |
MIKLOS ROZSA |
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Interpretes: |
ROCK HUDSON, DANA WYNTER, SIDNEY POITIER, WENDY HILLER, JUANO HERNÁNDEZ, WILLIAM MARSHALL, ROBERT BEATTY, WALTER FITZGERALD, MICHAEL PATE |
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Censura: | AUTORIZADA PARA MAYORES DE 18 AÑOS | |
Duración: | 113 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Richard Brooks representa en cierto modo la juventud, el precedente de la “nueva ola” americana o cine de Nueva York; es un director de segunda fila que con el tiempo logró títulos muy interesantes. Si observamos algunas de las últimas películas que constituyen su filmografía y que han llegado hasta nosotros, podremos apreciar cómo casi siempre se basa en alguna obra literaria o teatral para escribir los guiones de sus películas; no obstante, hay que hacer notar que ha cogido un buen oficio al hacerlo y que logra unos resultados bastante aceptables en ocasiones, llegando en otras a notables. En casi todas ellas se encuentra una preocupación social o estética, como puedan ser la de una juventud descarriada en Semilla de maldad como ejemplo de lo primero o el empleo del color en 'Los hermanos Karamazov' en lo segundo.
'Sangre sobre la tierra' podríamos situarla dentro de una línea interesante. Brooks ha intentado plantear, una vez más, en una pantalla el problema racial, pero se ha abstenido de dar soluciones, se ha mantenido en un frío término medio imparcial. El tema ha salido multitud de veces en el cine: la lucha de una raza “superior” por abolir una “inferior”, como hemos visto siempre en las películas del Oeste. Uno de los aciertos que hay que atribuirle al realizador es el no haberla tratado con el esquema “western”, como es tan frecuente en estos casos, consiguiendo asimismo una ambientación, unos escenarios sobre los que se desarrollan los hechos, francamente buenos, y buceando en la psicología individual y colectiva de los negros, en un gran esfuerzo de sincera imparcialidad, sin tomar partido por la raza blanca ni la negra. La solución, aunque de indudable valor político, le ha restado al film su verdadero aliento estético. La objetividad conduce a la indecisión. Es evidente la fluctuación vacilante de Brooks, lo que hace que en algunos momentos la cinta carezca de unidad y que, en último término, el drama se frustre por dispersión de elementos sentimentales. Queda, aquí y allí, en los dos aspectos de la lucha, momentos espléndidos, como son los del juramento, el ataque nocturno, la emboscada en la hondonada y el discurso del conspirador.
Brooks ha tenido quizá que luchar con algunos elementos que no eran muy acordes con sus pretensiones, como pueda ser la interpretación de la pareja protagonista, que a su vez contrasta con la excelente actuación de Sidney Poitier.