Título: | EL ASOMBROSO MUNDO DE BORJAMARI Y POCHOLO | |
Tit. Orig.: |
EL ASOMBROSO MUNDO DE BORJAMARI Y POCHOLO | |
Nacionalidad: | ESPAÑA, 2004 | |
Dirección: | ENRIQUE LÓPEZ LAVIGNE, JUAN CAVESTANY | |
Guión: |
ENRIQUE LÓPEZ LAVIGNE, JUAN CAVESTANY |
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Fotografía: |
TEO DELGADO, CLAUDIO DE CASAS |
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Música |
MIGUEL MALLA |
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Interpretes: |
SANTIAGO SEGURA, JAVIER GUTIÉRREZ, PILAR CASTRO, GUILLERMO TOLEDO, GERARDO MALLA, CARMEN DE LA MAZA, ANTONIO DE LA TORRE, PATRICIA VICO, MARÍA RUIZ |
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Censura: | NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 13 AÑOS | |
Duración: |
94 MINUTOS |
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Por PACO CASADO
Esta película es el debut en la dirección del periodista y guionista Juan Cavestany y del productor Enrique López Lavigne, que se podían haber quedado haciendo sus respectivas funciones en lugar de hacer un bodrio semejante.
Los protagonistas, Borjamari y Pocholo, son dos hermanos pijos, treintañeros, que no han dado un golpe en su puñetera vida, continúan estudiando Derecho sin aprobar ni una sola asignatura y viviendo con sus ricos padres.
Tuvieron éxito en los años 80 en la discoteca de moda y no han cambiado y ahora hacen el ridículo, siendo la mofa y la burla de todos, especialmente de su primo Pelayo que se venga de las faenas que le hacían entonces.
Pretende ser una caricatura de la forma de hablar y de vestir polos de Ralph Laurent y Lacoste, la música de Mecano, pero el catálogo de frases hechas se hace agotador, insufrible, al igual que los personajes que cruzan por la pantalla que rozan en todo momento la caricatura y el mayor de los ridículos.
Los diálogos son repetitivos, las situaciones aburridas y falta del más mínimo ingenio o gracia, con gags escatológicos, buscando la risa sin encontrarla en ningún momento.
El guion se fija en algunos modelos de comedias americanas horribles, de personajes de encefalograma plano y ni aún así les llega a la suela de los zapatos.
Una dirección rutinaria, falta de imaginación, que confía siempre en los actores para que les saquen del atolladero, pero con un guion así, que bate el récord de la estupidez, ni siquiera eso.
Esta clase de comedias, de las que el espectador sale echando peste, hace mucho daño a nuestro cine.