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CRITICA
Por: PACO CASADO
Una pintura de las tensiones sociológicas en Texas entre un mundo de millonarios hacendados, Bick, y otro inferior y aplastado de braceros mejicanos, defendidos por Jett.
Jordan Benedict es un joven terrateniente es uno de los más importante ganaderos de Texas, que contrae matrimonio con una joven de la alta sociedad de Maryland.
La pareja se instala en el inmenso rancho familiar, Reata, que tiene medio millón de acres, y un incontable número de cabezas de ganado, que gobierna junto a Jordan, su hermana Lou.
Para la sociedad clasista, casi feudal de los ganaderos tejanos, el espíritu de independencia, de rebeldía de Leslie Lynnton, es un aldabonazo.
Un espíritu gemelo al de Jett, un joven y humilde vaquero a sueldo de los Benedict.
Al morir Lou en un accidente, esta lega a Jeff una pequeña parcela del inmenso rancho.
Pero en el subsuelo de aquel erial aparece petróleo suficiente como para hacer rico a Jett.
El joven rebelde de antaño se convierte en un poderoso y tiránico cacique.
Jett con su trabajo duro en la tierra que Lou le ha legado, y con el hallazgo afortunado del oo negro, consigue un imperio económico con el que pretende arruinar y humillar a Bick y a sus hijos.
Sobreviene el choque entre ellos, y se cierra la película con el discurso de bienvenida que, en el estreno de un lujoso hotel, Jett pronuncia completamente borracho ante la sala vacía del banquete.
En los años 50 al cine americano adaptaba las novelas ríos que ya tenían ganado el éxito por la aceptación previa del público. Gigante (1956) es un film ejemplar de esa etapa, adaptación de la novela homónima de la escritora Edna Ferber que abarca varias generaciones y que refleja bien el estado de ánimo de ese país.
Los años pasan y la rivalidad de la familia Benedict con el vaquero y posteriormente, magnate del petróleo Jett Rink, se extiende a través de dos generaciones.
Cuenta la vida de unos personajes y de una región: Texas y un grupo de ellos son retratados perfectamente en la pantalla en una fiel transposición del texto literario, dándole un carácter bastante espectacular.
Era también una forma de luchar contra la naciente televisión que llegaba arrasando.
Adopta más que una estructura dramática una forma narrativa, historiando los sucesos que acaecen a los distintos personajes. Es una de las mejores cintas de George Stevens, un director veterano de Hollywood, que da a su obra un distanciamiento desdramatizado, a pesar de que cuenta unos hechos pasionales, con personajes en sí mismos muy dramáticos.
La filmación plasma como pocas la grandiosidad del paisaje tejano gracias en parte a la fotografía de William C. Mellor, acompañado de la estupenda banda sonora de Dimitri Tiomkin.
Un exótico reparto, con Rock Hudson en su mejor papel hasta la fecha, Elizabeth Taylor, en un cometido en principio pensado para Grace Kelly, y James Dean que murió en un accidente de coche antes de acabar el rodaje, supuso la nota trágica y tuvo que ser doblado en algunas escenas por su amigo Nick Adam.
Ganó el Oscar para George Stevens. Globo de oro para Carroll Baker. David de Donatello al mejor film extranjero. Premio OFTA. Premio DGA. Premio Fotoplay.
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