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CRITICA
Por: PACO CASADO
Estamos de acuerdo que cualquier tema o hecho puede ser motivo para hacer una película y en este caso se basa en una entrevista grabada en un casette.
La historia comienza cuando a David Lipsky le llama un amigo y le comunica la noticia de la muerte de David Foster Wallace, que se ha suicidado la noche anterior.
Lipsky rebusca en su armario y encuentra las cintas de la entrevista que grabó doce años atrás con el escritor en el viaje que hizo de promoción, durante cinco días, de su novela La broma infinita, publicada en 1996, tras la petición que hizo a la revista Rolling Stone, porque pensaba que allí había una historia que contar.
Curiosamente esa entrevista no se llegó a publicar, quedando inédita, ocasión que aprovechó para escribir un libro autobiográfico sobre el tema.
El guion está basado precisamente en ese libro que así se llama 'Although of course you end up becoming yourself: a road trip with David Foster Wallace', de David Lipsky
Este arriesgado film está inspirado en el evento real del viaje que hicieron el periodista David Lipsky y el escritor David Foster Wallace, aunque algunos caracteres y hechos son inventados.
Referente al aspecto de ambos, cualquier similitud con persona viva o muerta no es intencionada, sino pura coincidencia.
La verdad que esta entrevista daría mejor para confeccionar una obra de teatro que una película porque a lo largo de su desarrollo no paran ambos de hablar: en casa, en el coche, en la calle, en cualquier sitio que se encuentran y con la grabadora siempre encendida.
Los dos tratan de ocultar sus debilidades pero no acaba de quedar claro si realmente todo lo que se cuentan era realmente cierto y tras despedirse nunca más se volvieron a ver.
Lipsky encontró a un ser amable, fácil de tratar con él, algo inseguro y torturado lo que cambió la idea que de él tenía antes de conocerlo.
Ciertamente hablan de lo divino y de lo humano, los rumores que corrieron sobre su adicción a la heroína, cosa que desmiente que no era cierta, que bebía como anestesia ante su gran depresión (que le llevó a suicidarse a los 46 años en 2008) y acepta que tuvo adicción por la televisión, o el intento de suicidio que le tuvo ocho días internado en un hospital, son algunos de los hechos que se relatan a lo largo de las casi dos horas de metraje, que se hacen un poco monótonas, a pesar de que el director James Ponsoldt trata de darle una forma más o menos cinematográfica con una cámara en movimiento en todo momento, para contar esta autodestrucción del escritor, en este su cuarto largometraje.
Prácticamente el film es una permanente presencia en escena de Jesse Eisenberg en el papel del periodista y escritor y Jason Segel en el del autor entrevistado con una pinta más bien grunge, con breves intervenciones de Joan Cusack, Anna Chlumsky y Mamie Gummer.
Premio Lost weekend a Jason Segel. Premio del público en el Festival de Sarasota.
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