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CRITICA
Por: PACO CASADO
El guionista de New Jersey, Thomas McCarthy, debutó en la dirección con 'The Station Agent, Vías cruzadas' (2003), una humilde película independiente y con 'The Visitor' (2007) insiste en el mismo esquema de film sencillo que cuenta una sensible historia, la de Walter, un maduro profesor de universidad, desencantado de la vida que, al morir su esposa, una pianista famosa, pretende aprender a tocar este instrumento para el que es negado.
Cuando va a Nueva York a dar una conferencia, a la vuelta, se encuentra su piso habitado por una pareja de inmigrantes ilegales, constituida por el sirio Tarek y la senegalesa Zaineb, que han sido engañados y se lo han alquilado.
Les deja habitarlo unos días hasta encontrar otro, pero Walter nota que necesita esa compañía, mientras que Tarek le enseña a tocar el djembé, un instrumento con el que se gana la vida.
La cinta es una exaltación de la amistad, de la comprensión para con los problemas del prójimo y la defensa de los derechos de unos pobres emigrantes, que no hacen mal a nadie, que tratan de vivir y defenderse de los miedos de una sociedad que desconfía de cuantos vengan de fuera, tras la tragedia del 11 S, como si todos los inmigrantes fueran terroristas y no pudieran ganarse la vida en el país que presume de las oportunidades para todos y la libertad.
Toca temas de la sociedad moderna como la incomprensión, la búsqueda de la libertad, la inadaptación, la soledad, etc.
El cambio del piano por el djembé es como una metáfora en la que el veterano profesor, que ha perdido las ganas de enseñar, cambia los viejos métodos por otros más modernos, el clasicismo del piano por el ritmo del djembé.
La música une a estos personajes de distinta raza y condición social, sin entender de colores de la piel, de problemas culturales, ni de fronteras.
Película humanista que es una historia de amor y amistad, de personas de carne y hueso con problemas, en esta vida ingrata que a veces tiene sabor amargo, pero en la que siempre cabe la firme creencia en que el ser humano es capaz de ejercer la bondad, en contraste con la frialdad de unos funcionarios que cumplen las reglas sin una pizca de humanidad.
Este hermoso film reflexiona sobre la actitud deshumanizada que ha tomado la sociedad americana tras el 11 S debido a la psicosis de terror que se apoderó de sus habitantes frente a los inmigrantes de los que no se fían por principio, pagando justos por pecadores, por el simple hecho de un color de piel distinto, y lo hace sin ternurismo, gracias a la sensibilidad de Thomas McCarthy, como guionista y director, que sabe darle todo el valor y la fuerza que tiene la imagen, desnudándola de diálogos, ya que ésta habla por sí sola.
Richard Jenkins tiene, con este su primer papel protagonista, la oportunidad de demostrar su valía, lo que supo reconocer la Academia nominándolo al Oscar.
Premio Interfaith en el Festival de Brisbane. Premio Chlotrudis a Richard Jenkins. Premio especial en Deauville. Premio Spirit Independent al mejor director. St. Jorge de plata a Richard Jenkins en Moscú y Premio Virtuoso en el Festival de Santa Barbara.
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