14 Diciembre 2020. Una conversación entre Hind Meddeb y Xavier Ortega, junto a los periodistas ha puesto el objetivo sobre los discursos del odio en la sociedad occidental.
En el año de Black lives matter y del fantasma del racismo y el odio recorriendo Europa y parte del planeta, el foro de reflexión y cine del Festival de Cine Africano de Tarifa Tánger, El árbol de las palabras, se ha detenido en cómo el racismo no es sólo un concepto, sino una realidad anclada en nuestra historia dominada por el orden occidental, aún presente en prejuicios profundos, en estructuras sociales, en privilegios blancos y en muchas instituciones oficiales.
Esta edición, el FCAT no podía dejar de retomar este hecho de actualidad y ofrecer un espacio para el debate y la reflexión sobre los acontecimientos que aún continúan. La conversación retransmitida online y en streaming ha reunido al periodista Moha Gerehou, junto a los cineastas Xavier Artigas y Hind Meddeb, realizadora que también forma parte del jurado internacional de esta edición del FCAT. La periodista Tania Adams ha sido la encargadas de guiar una conversación que ha tenido como punto de partida la obra inacabada del activista de los años 70 James Baldwin, Esta vez el fuego, inspiradora de la sesión, que para la periodista “está muy vigente a día de hoy. El racismo está viviendo un repunte muy fuerte”.
Moha Gerehou ha comenzado revelando cómo en España “es siete veces más probable que la policía española pare a un negro que un blanco”. En la experiencia de la realizadora francomagrebí Hind Meddeb, nacida en Francia de padres tunecino y marroquí, “el hecho de tener un nombre árabe en Francia es muy problemático. Hay una islamofobia muy fuerte”. Por su parte, para Xavier Artigas los cineastas “no debemos limitarnos a retratar los hechos. Debemos señalar la responsabilidad . Y también girar la cámara hacia nosotros mismos y mirarnos como sociedad blanca”.
La conversación ha señalado el carácter estructural y sistemático del racismo “que viene del colonialismo y del imperialismo”, para Gerehou, quien ha recordado que las personas negras “no solo sufrimos, no solo somos víctimas”. Para Artigas, codirector del documental Idrissa, crónica de una muerte cualquiera ha revelado que su película se convirtió en un “dispositivo de reparación, si es que se puede reparar algo tan terrible como el asesinato de Idrissa”, algo que ha corroborado la directora de Paris Stalingrad, Hind Medded. “No podemos apagar la cámara e irnos como si no nos importara nada más que nuestra película”.
La conversación, seguida en streaming en Youtube live y a través de las redes sociales, ha tenido una animada sesión de preguntas por parte del público y en la que desde París, Meddeb ha sido contundente: “En los medios de comunicación y en la escuela hay que decirlo y repetirlo: Europa no sería tan rica si no hubiéramos explotado a los países del Sur. A través del acaparamiento de sus recursos, la esclavitud, genocidio y masacres”.
Artigas ha aprovechado para felicitar al FCAT “porque muestra una cara de África y de los migrantes distintas. Bravo por la excelente programación (...) Dejan que África se muestre y se cuente por sí misma.”
Para completar esta sesión el festival ha programado una selección de películas que toman como punto de partida y referencia histórica el documental de Raoul PeckI Am Not Your Negro (No soy tu negro), que traza la lucha de los negros americanos por los derechos civiles a partir del texto inédito de James Baldwin. Junto a este documental, se proponen películas contemporáneas de diferentes orígenes geográficos que tienen en común destacar la violencia que la supremacía blanca ejerce en diferentes formas sobre las comunidades negras y las poblaciones desfavorecidas. Estas películas podrán verse en la sala virtual del festival en Filmin hasta mañana domingo.
En Auto de Resistencia, Natasha Neri y Lula Carvalho denuncian la ausencia de justicia por parte del Estado frente a la violencia policial en las favelas de Río de Janeiro. Les Misérables, de Ladj Ly y obra aclamada en Cannes en 2019, es un testimonio de las tensiones sociales y raciales en los suburbios marginalizados de París, abandonados por el Estado. Idrissa, de Xapo Ortega, Xavier Artigas, y Paris Stalingrad, de Hind Meddeb y Thim Naccachecon, el estilo propio de sus respectivos autores, revelan el tratamiento que los estados modernos -en este caso España y Francia- reservan a los migrantes: la negación trivializada de su humanidad.