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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando un guionista encuentra una historia, más o menos original, pero que resulta comercial, tarde o temprano surgirá una secuela o segunda parte, como ha ocurrido con el guion que escribió la actriz canadiense de origen griego Nia Vardalos con 'Mi gran boda griega' (2002), de Joel Zwick, una modesta producción independiente que hizo 250 millones de dólares, uno de los taquillazos más sorprendentes del año, solo en Estados Unidos, que al cabo de catorce años nos ofrece ahora su segunda parte.
La trama gira en torno a la revelación de un secreto de la numeros y ruidosa familia Portokalos con sus rareza y costumbres y una nueva boda mucho más grande, que reunirá de nuevo al grupo griego de aquellos personajes entrañables.
Resulta que María y Gus, los padres de Toula, descubren un día que su certificado de matrimonio no está firmado por el sacerdote que los casó, lo que supone que el documento no es válido y por tanto técnicamente no están casados. Al saberlo María dice que esta vez quiere casarse de nuevo, pero a lo grande.
Pero si en la primera los protagonistas eran jóvenes y solteros ahora se han convertido en padres y tienen inquietudes por sus hijos, no quieren que pase el tiempo y seguir siendo jóvenes.
Así Toula e Ian, su marido, tienen un problema y es que Paris, su adolescente hija de 17 años, está a punto de marcharse a la Universidad y eso supone que se aleje de ellos temporalmente.
Los problemas que surgen con la organización de la boda y todos los parientes que colaboran en el evento suponen una serie de anécdotas, más o menos divertidas, en torno a sus obsesiones y tradiciones griegas que constituyen el argumento de esta entretenida película, que no desea otra cosa que el espectador se lo pase bien, sin más pretensiones, aunque no siempre lo consiga, como a veces suele ocurrir con las segundas partes.
Si bien el guion de la primera tuvo el honor de ser nominado al Oscar no ocurre así con este segundo que no tiene originalidad de aquel ya que bebe mucho de sus chistes y situaciones con la desventaja de que ya los conocemos, con lo que no hace más que reiterarlos.
La dirección corre a cargo esta vez del británico Kirk Jones, conocido por sus films 'Despertando a Ned' y 'La niñera mágica', entre otros, que se limita a una puesta en escena lo más sencilla posible, con el ritmo adecuado a la ocasión, dando rienda suelta a actores tan veteranos como Lainie Kazan en el papel de María y Michael Constantine como su marido Gus, obsesionado con ser descendiente de Alejandro Magno y que todo lo descubrieron los griegos que es de los más divertidos, en compañía de la propia guionista Nia Vardalos o Rita Wilson, esposa de Tom Hank que fue quien descubrió la primera e instó a su marido que la produjera también le ha ayudado con ésta en compañía de Gary Goetzman.
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