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CRITICA
Por: PACO CASADO
El tema del canibalismo en el cine no es nada nuevo ya que es un subgénero del terror del que existen ilustres precedentes en títulos norteamericanos como 'La matanza de Texas' (1974) de Tobe Hooper, 'El silencio de los corderos' (1991) de Jonathan Demme, italianos como 'Holocausto caníbal' (1980), de Ruggero Deodato, de la que se dijo que era una snuff movie, 'Comidos vivos' (1980) de Umberto Lenzi, que tuvieron un éxito escandaloso e incluso la española 'Caníbal' (2013), de Manuel Martín Cuenca, por no hacer la lista más larga.
Tras pasar por un buen número de festivales de cine de Río, Roma, Deauville, Edimburgo o Sitges, entre otros, nos llega ahora con cierto retraso debido a problemas de distribución y exhibición 'El infierno verde' (2013).
Un grupo humanitario compuesto de estudiantes y activistas, viajan desde Nueva York a la selva peruana para actuar contra las grandes corporaciones que arrasan la vegetación y salvar de la extinción a una tribu de origen desconocido a base de filmar los delitos cometidos divulgándolos a través de las redes sociales, acosando así a la multinacional, pero terminan por ser pasto involuntario del canibalismo al verse sometidos a las bárbaras costumbres de los habitantes antropófagos de la zona por lo que tendrán que luchar a vida o muerte para sobrevivir.
En principio el guion comienza como un film de aventuras en la selva con cierto tinte de defensa del ecologismo, el medio ambiente y las tribus salvajes, toma otro rumbo con algún giro de corte más comercial en la actitud equívoca, hipócrita y contradictoria de algunos de los protagonistas que tenían otras intenciones ocultas muy distintas a las que aparentaban, lo cual añade otro interés que el mero morbo del salvaje canibalismo, con escenas muy bestias llevadas acabo con gran realismo, lo que avisamos para aquellos espectadores de espíritus sensibles.
Dedicada a los amantes del cine de terror más sangriento y del director norteamericano Eli Roth, nacido en los años 80 de la mano de realizadores italianos como Ruggero Deodato, Umberto Lenzi o Sergio Martino, el subgénero de caníbales es uno de los apartados más tabú de esta clase de cintas violentamente salvajes que apasionaban a los fans de este tipo de cine, con descuartizamientos de personas en vivo.
El contraste de tanto horror lo ofrecen las bellas imágenes de los paisajes selváticos.
El responsable de 'Cabin Fever' (2002) y las dos entregas de 'Hostel' (2005) y 'Hostel 2' (2007), en las que hacía gala de una exagerada violencia, hace un largometraje tremendamente brutal que no ahorra ninguna escena por muy gore que ésta sea, en una nueva versión de aquel cine de terror italiano, algo que no oculta sino que más bien reconoce al citar al final de los créditos los títulos más emblemáticos de ese subgénero.
Intenta que el espectador sienta el terror en sus carnes mientras hace una crítica velada contra el activismo de sofá y la sociedad actual que trata de combatir graves males y problemas reales desde las redes sociales, pero acaba siendo bastante ineficaz.
Tal vez porque hacía tiempo que no se veía ningún producto de este género es por lo que llama más la atención y sobre todo producirá mayor impacto a las nuevas generaciones que no vieron los de aquellos años.
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