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CRITICA
Por: PACO CASADO
Mucho se le achacaba a la comedia española de los años sesenta el no reflejar una realidad existente en el país y tratar de evadirnos con falsedades. Las circunstancias políticas eran otras.
No se puede decir eso de 'Días contados' (1994) ya que no hay otra realidad más triste y sangrante que la del terrorismo que de vez en cuando asola a nuestros país con un nuevo atentado.
En ese contexto se desarrolla la historia de este película que adapta libremente al novela de Juan Madrid, cambiando algunos matices.
Antonio es fotógrafo, bajo lo cual enmascara su condición de comando etarra que llega a Madrid para preparar un atentado.
En el piso de enfrente vive Charo, una chica joven, drogadicta de la que se enamora, lo que hace que en algún momento ponga en peligro su misión o le pueda llevar a un trágico final.
Se ha dicho que Uribe al transformar el fotógrafo de la movida madrileña de la novela en etarra se compromete de lleno con la realidad, pero lo único que hace es llevar a cabo un thriller con una historia de amor de fondo y unos móviles políticos en este caso, de los cuales al no creer ya muy firmemente el protagonista casi reniega.
Al mismo tiempo se hace un acercamiento al lumpen de la droga, los confidentes de la policía, con una gama de personajes que enriquecen el entorno de la historia de amor central.
Imanol Uribe, que no hacía cine desde 'El rey pasmado' (1991), vuelve a una realidad más cercana, y lo hace sacándose la espina de 'Adiós, pequeña' (1986).
Retoma el cine negro, narrando este relato en su justa medida, sin que sobre ni falte un plano y con el convencionalismo de guion propio de esta clase de cine.
No hay que buscarle los cuatro pies al gato. La historia funciona y punto.
Como cine de acción subraya debidamente y con una música adecuada las escenas más emocionantes llevadas a cabo con rigor. Argumentalmente el film mantiene el interés y la atención en todo momento.
En cuanto a la dirección, Uribe sabe lo que es tomar un actor como Javier Bardem y darle un corto papel para su lucimiento, otorgarle el rasgo de dureza necesario al rostro de Carmelo Gómez, poner el atractivo sexual suficiente en la interpretación de Ruth Gabriel, la chispa, el ingenio y la simpatía de Candela Peña o la sobriedad a Elvira Mínguez en un papel complicado, todas ellas debutantes en el cine y perfectamente encajadas en
sus respectivos trabajos.
Un reparto excelente y un derroche de valentía al elegirlo.
Algunos han dicho que es su mejor obra hasta el momento y no diferimos mucho de esa afirmación, habiendo logrado una de las mejores cintas del cine negro español de los últimos tiempos.
Premio ADIRCAE a mejor director. Fotogramas de plata mejor film y Carmelo Gómez. Ocho Goyas. Cinco premios Ondas. Premio Fernando Rey, Concha de oro, Concha de plata a Javier Bardem en el Festival de San Sebastián. Premio San Jordi mejor cinta española. Premio de la Unión de actores españoles a Carmelo Gómez y Javier Bardem y Newcomer a Ruth Gabriel. Premio Turia a mejor película y del público..
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