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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras 'Toy Story', 'Monstruos s.a.', 'Cars' que tuvieron sus secuelas, la productora Pixar parece que le ha tomado el gusto y así ahora hacer la de 'Buscando a Nemo' (2003), que tanto éxito tuvo, utilizando como excusa uno de los personajes secundarios de aquella, una pececita llamado Dory.
Es un pez cirujano de color azul brillante con grandes ojos, muy alegre y optimista, que vive en el arrecife de coral y sufre pérdida de memoria cada diez segundos más o menos.
La única cosa que puede recordar es que de alguna manera ella se separó de sus padres cuando era pequeña.
Vive de forma apacible con sus compañeros los peces payasos y un día a la olvidadiza Dory le viene a la mente que tenía una familia.
Con la ayuda de sus amigos Nemo y Marlin, se embarca en una aventura épica a través de los mares para encontrarla.
Su viaje le lleva al prestigioso Instituto de Vida Marina en la costa de California, un invernadero destinado a la recuperación de diversas especies de peces, donde harán nuevos amigos.
Dory ahora sabe que su reunión familiar solo será posible si rescata a papá y a mamá de su cautiverio.
El guion copia el mismo esquema de 'Buscando a Nemo' (2003) adornándolo con la personalidad y el defecto de la pérdida de memoria de su protagonista en lo que se basa mucha de la gracia que tienen los diálogos, a lo que hay que añadir la genialidad de la creación del personaje del pulpo Hank con sus rápidos movimientos, la forma de ocultarse y de ayudar a Dory, que resulta ciertamente cómico.
Han transcurrido casi 13 años desde 'Buscando a Nemo' (2003), y un año en la ficción, ahora la historia continua con Dory en esta aventura en la que se halla a sí misma en todos los sentidos encontrando su fuerza interior en la búsqueda de sus padres.
Está realizada por el veterano director que ganó el Oscar, Andrew Stanton, que también se ha encargado de inventar esta historia, al que se le une ahora el novato Angus MacLean que debuta en el largometraje tras dirigir algunos cortos.
El ritmo frenético cargado de detalles que se le imprime a la acción, la brillante imaginación en la creación de los escenarios en los que se desarrolla y la galería de personajes secundarios que la adornan logran que contribuya al éxito indudable que ha tenido a nivel de público y también de crítica, siendo la película de animación de mejor arranque en la taquilla de todos los tiempos.
Dirigida tanto a los niños como a los adultos, que si cabe se divierten más que ellos, contiene lo mejor de las cintas de Pixar, pero está un punto por debajo de 'Buscando a Nemo' (2003), 'Del revés' (2015), 'Up' (2009), 'Toy Story' (1995) o 'Wall-e' (2008), hecha con cuidado y con esmerado mimo durante cinco años.
Dory por si sola se basta para llevar el público a las salas, con unos secundarios que originan los momentos más divertidos y con una factura técnica impecable.
A lo largo de la trama se toca no solo la pérdida de la memoria sino también la familia, la amistad, el amor, la discapacidad, la tristeza, el humor, la solidaridad ante los problemas...
Tierna y entretenida es muy eficaz, como todas las producciones de Pixar, funciona muy bien como producto familiar más que correcto, perfectamente hecha tanto visualmente como en la técnica de la animación o en lo referente a la creación de personajes, entre los que el pulpo Hank es lo mejor con su táctica de camuflaje que bien merecería un largometraje como protagonista.
Es más una película de aventuras que una comedia para hacer reír aunque también tiene buenos gags.
Un aplauso para el doblaje español de Dory en la voz de Anabel Alonso que le imprime una gran simpatía al personaje que la hace divertida y emotiva al mismo tiempo.
Aviso a navegantes: no perderse el corto de 6 minutos 'Piper', dirigido por Matc Sondheimer, que precede a la proyección, que es de lo más divertido.
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